
A un año del incendio más significativo en la cuenca del arroyo El Zaimán, ya que afectó el 60% de su humedal, la reserva todavía se encuentra en estado vulnerable pero “en recuperación sostenida”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el director de Gestión Integrada de Cuencas Hídricas de la Municipalidad, Emilio De Lima.
“El año pasado fue uno de los más complejos en cuanto a la problemática de los incendios forestales por sus dimensiones y la gravedad del daño que ocasionaron. De hecho, era un problema a nivel global y nuestra área urbana protegida en la Capital provincial, no escapó de ese desastre”, rememoró.
La tragedia había comenzado a las 5 de la tarde del 22 de abril, cuando se detectó uno de los focos más importantes en la zona de bañados del humedal lo que dificultó inicialmente las tareas de control.
Indicó De Lima: “Hay que recordar que los principales problemas en esa biosfera estaban ligados a los incendios intencionales basura que se acumulaban en diferentes puntos cercanos a los pastizales de la reserva”.
El incendio ocasionó un gran impacto en el humedal y pastizal donde se habían identificado más de 246 especies de fauna (mamíferos, reptiles y aves), algunas de ellas inclusive en peligro de extinción pero que volvieron a ser halladas después del fuego. La zona también alberga 220 especies vegetales, entre ellas 15 variedades de orquídeas.
“La consecuencia ambiental principal directa en Posadas fue el humo que cubrió la ciudad por completo, lo mismo que las cenizas de las hojas arrastradas por el viento, como para entender y reflexionar lo importante de ese pulmón y el deber de conservarlo”, pidió el funcionario.
El abordaje
El día después del fuego y a medida que iban pasando los meses un equipo de trabajo de diversos ámbitos: Universidad Nacional de Misiones, comisiones vecinales, ONG, Municipio, Policía y Ecología y otros comenzaron a abordar la problemática para evitar que vuelva a ocurrir similar desastre.
“En los días siguientes a la tragedia todavía se detectaron alrededor de 14 pequeños incendios por semana. Se comenzó a trabajar de manera urgente e integral con la comunidad”, enfatizó.
La primera tarea consistió en erradicar los minibasurales en los barrios A4 “Nueva Esperanza” hasta Cocomarola Este, en cuyos operativos se levantaron más de 10 toneladas de residuos domiciliarios.

Paso siguiente se capacitó a un equipo de promotores ambientales para trabajar en la prevención de incendios y educación ciudadana. Luego de 12 meses de trabajo hormiga en cuanto a capacitación y educación ambiental, se destacaron los resultados en cuanto a la eliminación de minibasurales en los bordes de la reserva.
Casi al cerrar el 2020 y cuando las condiciones sanitarias por el COVID-19 lo permitieron también se llevó adelante un trabajo de reforestación de árboles y plantas que habían estado en la reserva. La tarea de intervención prosiguió hasta fines de marzo de este año.
“A la fecha, los pastizales están recuperados y las especies reforestadas se encuentran en crecimiento. Lo mismo ocurre con la fauna”, remarcó optimista.





