
“Para mí esto es un arte. Está quien tiene la brocha o el pincel; yo tengo mi aguja” dijo a PRIMERA EDICIÓN Dora Martínez, la profesora del taller gratuito de bordado decorativo que desde ayer y todos los lunes se imparte en el museo Lucas Braulio Areco de Posadas.
Hace doce años que enseña esa técnica de manera voluntaria en diversas instituciones, con el objetivo de mitigar la dura realidad de muchas mujeres. “Tenía una amiga que trabajaba en el Centro del Ciego y yo quería ayudarla de alguna manera”, contó la profe al respecto del origen de la idea.
Así fue como Dora pensó que sería buena idea fusionar su talento en el bordado con su compromiso social. Comenzó a dar cursos en esa institución, después en el Sistema Provincial de Teleducación y Desarrollo (SiPTeD) y más adelante en la cárcel de mujeres.
“Nuestra idea siempre fue ayudar a las personas con sus problemas cotidianos, sacarlas de su contexto habitual y ayudarlas a pasar sus etapas dolorosas”, aseguró.
Actualmente, Dora enseña en el Museo Municipal de Bellas Artes, en calle Rivadavia 1846 de Posadas. “Hace cuatro años doy el taller acá y próximamente voy a estar en el Paseo La Terminal”, porque la demanda crece y el espacio empieza a quedar chico.
El taller se dicta todos los lunes de 17 a 19 horas. La primera clase fue ayer y participaron alrededor de quince mujeres. “Empezamos con el punto básico, que es el mismo que hacen los nativos. A medida que vayan aprendiendo, les enseño otras técnicas”, aseguró.
El curso dura todo el año y “casi siempre solemos hacer muestras a mitad de año, para incentivar a que más personas se sumen y para que las mujeres se sientan orgullosas de sus creaciones”.
Es libre y gratuito, abierto para hombres y mujeres de cualquier edad. Sin embargo, Dora contó que hasta ahora sólo participaron las mujeres. “Todavía no se animaron, pero si llegara a venir un hombre que quiera aprender, sería el mayor logro, porque la idea es llegar a todos”.
Los materiales
En cuanto a los materiales, cada participante lleva los que va a necesitar, porque “todo depende de lo que quieren hacer”.
Algunas llevaron telas sueltas para aprender, mientras que otras más experimentadas ya fueron con sus toallas y cortinas.
Para quienes quieran sumarse, Dora recomendó dos tipos de tela: la aida y arpillera. La primera es más elegante, utilizada por lo general para hacer cuadros. Mientras que la segunda es más rústica y “se puede usar para decorar quinchos o patios”.
Ya sea para compartir un lindo momento o con la idea de ganar dinero, “la idea es que inviertan este tiempo para lo que ellas necesiten”, explicó.
En este sentido, contó que años atrás, una chica que asistía a sus talleres logró tener su propio emprendimiento de bordado decorativo. “Aprendió a bordar conmigo y gracias a eso ahora vende toallas bordadas”.
“Es que el que quiere, puede. Yo sólo doy las técnicas”, concluyó Martínez.
Pasaba horas bordando
Dora Martínez se acercó al bordado a sus 14 años. “Me enseñó una amiga de mi tía. Nos sentábamos en sus sillones de mimbre y bordábamos durante horas sus cortinas, manteles y sábanas”, recordó.





