Señora Directora: No sin cierta satisfacción por el precedente judicial creado, leía en un diario de circulación nacional la decisión de la Justicia penal bonaerense de condenar con pesa de prisión al propietario de un perro pitbull que en 2014 atacó y mató a una nena de dos años. La decisión del Tribunal Oral Criminal 4 de La Plata afecta a un hombre propietario de otros tres animales de la misma raza y fue encontrado responsable del delito de “homicidio simple con dolo eventual”.Si bien estos “accidentes” fatales –no constituyen un crimen deliberado, pero si un descuido inaceptable—no son comunes, si es habitual el hecho de que muchos perros sueltos, tenidos desaprensivamente como mascotas, atacan e hieren a niños o personas mayores que inadvertidamente se topan con el animal. Lo malo es que después nadie quiere hacerse responsable de las lesiones y, particularmente al atención médica y rehabilitación a la víctima (cuando es necesario), siendo difícil lograr ese resarcimiento civil y menos aún la responsabilidad penal que les cabe a sus dueños.En general, la respuesta suele ser otra, sobre todo cuando el hecho encierra gran violencia o reiteración: el sacrificio del animal y, cuando más, una reconvención al propietario para que no vuelva a cometer el mismo “descuido” con riesgo para terceros inocentes.Conozco gente que ha quedado con alguna discapacidad menor o cicatrices deformantes de por vida por el ataque de un animal y que, afortunadamente, en un buen número de esos casos, han recibido el auxilio de la solidaridad de otras personas desconocidas y, muchas veces, de los propios dueños de los animales (no sólo perros). Pero los hay también quienes se han pasado largos años reclamando por ese daño recibido y la respuesta que logran de la Justicia, cuando la hay, es muy inferior a lo que demandó la rehabilitación médica y la pérdida de horas de trabajo.Todo tenedor de un animal como mascota es responsable no solo de su bienestar, sino también del daño que ésta pudiera provocar por razones que muchas veces son solo consecuencia de la desaprensión y el descuido con que se la contiene. Por eso me parece excelente la creación de este precedente que envía a prisión a un hombre, además adiestrador de canes, que desconoció el riesgo potencial que encierra cada mascota, más allá de su raza y su tamaño.La tenencia de mascotas siempre debe ser responsable.
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