La desafortunada foto de Jazmín De Grazia desnuda en la bañera de su casa, publicada por una revista de “chimentos” es, según Diana Cohen Agrest, el caso paradigmático de todo lo que no se tiene que hacer a la hora de “comunicar” un suicidio. Cohen Agrest es doctora en filosofía y fue una de las encargadas de disertar en la III Jornada de Prevención del Suicidio y su relación con los Medios de Comunicación, organizado por la Asociación Defender la Vida, que se realizó ayer en el auditórium del Montoya, en el marco del día internacional de la prevención de la conducta suicida.El lema del encuentro fue ¿Cómo comunicar para prevenir?. “A través de las palabras y las imágenes podemos prevenir y hablar de este tema. Queremos visibilizar que después de un acto suicida o intento suicida, hay personas afectadas que deben hacer un duelo que tiene connotaciones específicas”, advirtió a PRIMERA EDICIÓN Cristina Gullán, presidenta de la Asociación.Sobre los medios de comunicación y el tratamiento del tema, Cohen Agrest indicó que “el suicidio es una conducta que debería quedar en el ámbito de la familia y debería resguardarse de la mirada ajena, sin embargo en una era mediática como la que vivimos, es imposible”. Como ejemplo, las fotos de Jazmín de Grazia muerta en el interior de su departamento en el barrio porteño de La Recoleta fueron publicadas por el diario Crónica, en su portada y páginas interiores, en la edición del 10 de febrero de 2012, cuatro días después del deceso. Por ese hecho, sus padres iniciaron una demanda que terminó en el procesamiento de Luis Ventura, reconocido periodista de “chimentos”.“Esta es una invasión de la privacidad, una falta de respeto a la persona que murió y una falta de protección a la familia que se encuentra en un estado de vulnerabilidad total, donde además de tener que soportar el propio dolor tiene que soportar la publicidad indiscriminada de la muerte de alguien tan cercano. En esos casos, tienen que reunirse la ética periodística con la responsabilidad social. Porque un medio no debería ceder a todas las posibilidades que se le ofrecen cuando se presenta un acontecimiento suicida y debería abstenerse de fotografiar o enfatizar dicha conducta como algo exitoso porque podría llegar a ser imitado por personas con tendencias o ideaciones suicidas”, aseveró Cohen Agrest a PRIMERA EDICIÓN.El suicidio: ¿una noticia?Casos excepcionales, reconocidos a nivel nacional, como el de Alberto Nisman, fiscal de la causa Amia, son hechos particulares, noticiosos en sí más que por la muerte por su implicancia política y social. Pero los suicidios de personas desconocidas, no son noticia. “El suicidio es un acto absolutamente personal y se trata de proteger a las familias afectadas que tienen que cargar con toda la serie de sentimientos encontrados y valores que se ponen en cuestionamiento cuando acontece un suicidio en el seno de una familia. Entonces, el periodismo y la sociedad tiene la obligación de proteger a esa familia y los allegados que quedan”, señaló Cohen Agrest.Otro detalle, no menos importante, es publicar en notas periodísticas el procedimiento, el cómo. “Nunca hay que contar cómo fue. Aunque también es cierto que hoy en día, uno puede encontrar procedimientos no sólo en la televisión o a través de un medio gráfico, en internet hay mucha información. Entonces, cuando los padres detectan ciertos indicios hay que estar atentos, tratar de vigilar qué tipo de páginas consulta el hijo. Los instrumentos de prevención tienen que ser de la familia, del colegio, de la sociedad. Todos somos responsables”, cerró.
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