Delmar Soto (50) solicitó un juicio abreviado y reconoció, además, que le apretaba el cuello, la mordía y hasta la sumergía en agua fría. Dijo que todo eso era porque no lo dejaba dormir. Un hombre de 50 años fue condenado a la pena de seis años de prisión tras confesar que torturó a su hija de apenas meses, a quien sumergía en agua fría y golpeaba, al punto de llegar a quebrarle un brazo. Así, fue hallado responsable del delito de lesiones calificadas por el vínculo y amenazas en concurso real.
Al momento de los hechos, el imputado se encontraba cursando el beneficio de la libertad condicional por otra sentencia dictada en 2011, en ese caso por abuso, y el grado de la pena estuvo vinculado a ello. Tras el nuevo fallo, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, Delmar Soto recibió una condena unificada a 19 años en las sombras.
El imputado trabajaba como empleado de una metalúrgica de Leandro N. Alem. Allí convivía con su pareja y su pequeña hija, de seis meses. En mayo de 2013, la madre fue hasta el hospital SAMIC de esa localidad para que los médicos atendieran a su nena por un cuadro gripal. Cuando fue revisada por la pediatra, ésta notó que la beba tenía hematomas en el cuello, en el rostro y marcas de mordeduras. Por si eso fuera poco, la facultativa se percató de que presentaba una fractura de codo, la cual, según le comentó la madre, se había producido tres meses antes.
Ante las preguntas insistentes de la doctora acerca de cómo se había lastimado la pequeña, y después de respuestas evasivas, la progenitora confesó que era su marido el que le había hecho eso a la niña porque no podía descansar para ir al trabajo. Además de agredirla con apretones y mordeduras, solía sumergirla en agua fría y sacudirla para después dejarla tirada en la cama. Toda eso generaba una situación de riesgo de vida para la infante, consideraron los jueces.
Ya la abuela de la beba había radicado una denuncia contra Delmar y finalmente fue la mamá la que se acercó a la sede policial y reafirmó esos dichos. En su declaración, expresó que su concubino maltrataba constantemente a su pequeña hija, apretándole la cara o el cuello, porque ella no paraba de llorar. Decía que no era su hija, declaró en su momento la mujer del acusado.
En ese sentido, también la tenía a ella bajo amenazas para que no contara nada. En una oportunidad, la madre sorprendió a su marido en el baño de la casa y tomó del brazo a la nena mientras la tenía suspendida sobre el inodoro. Cuando ella entró, Delmar tironeó del brazo de la niña y en ese momento fue cuando le produjo la rotura de codo.
Seguidamente volvió a amenazar a su mujer al decirle que iba matar a la nena y a su otra hija si contaba lo que había pasado.
El hombre fue citado a indagatoria, pero se negó a declarar. A medida que la investigación siguió su curso, se supo que Delmar Soto figuraba en el Registro Nacional de Reincidencias.
En sus consideraciones, los magistrados tuvieron en cuenta que al momento de cometer esos hechos, el imputado se encontraba gozando del beneficio de la libertad condicional, en una condena dictada por el Tribunal Penal 1 por abuso sexual sin acceso carnal calificado y abuso sexual con acceso calificado -varios hechos- en concurso real. Se le había impuesto una pena de 13 años de prisión, de la cual obtuvo la libertad condicional en octubre de 2011.
El imputado ya había sido condenado por delitos de gravedad indiscutida, y no desarrolló impulso de contención de sus acciones, frente a la posibilidad de recaer en un delito y no dio muestras de haber internalizado el proceso de reinserción en la comunidad, consideraron los magistrados. Por ello, el Tribunal Penal 2, conformado por los doctores Augusto Gregorio Busse y sus vocales, Marcela Alejandra Leiva y César Raúl Gimenez, homologó el acuerdo entre la fiscalía y la defensa de Soto y ratificó la sentencia a seis años de prisión.
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