Frente a Casa de Gobierno y a la Catedral, como mensaje a los actores políticos y al clero, distintos colectivos volvieron a manifestarse por la legalización del aborto. Por unas horas, la plaza 9 de Julio se tiñó de pañuelos verdes y fue el lugar para plantear, proponer y debatir acciones en torno al proyecto que busca despenalizar el aborto y fortalecer las políticas que reduzcan la necesidad de la interrupción del embarazo.
Es decir, que se cumpla la Ley de Educación Sexual Integral en las escuelas públicas del país y que se provean los anticonceptivos de amplio espectro en todos los centros de salud, y no únicamente en los grandes hospitales, para que se garantice que las mujeres recurran al aborto, recién, como última instancia.
Seguimos ocupando los espacios públicos desde la convicción de que, este tratamiento legislativo se conquistó a partir de las movilizaciones en la calle, y vamos a seguir manteniendo estos lugares como espacios de lucha hasta que gane el planteo del aborto legal. La militante del Partido Obrero, Olga Aguirre habló con PRIMERA EDICIÓN tras el pañuelazo, el segundo que tiene lugar en Posadas, y que se realizará cada martes, en simultáneo con los debates en el Congreso.
Además se debatió cómo manifestarse en la Legislatura, ya que el colectivo de mujeres presente se mostró en abierto desacuerdo con que se adopte una postura en contra de la legalización.
No podemos permitirlo ni quedarnos callados, es como estar a favor de la clandestinidad, señaló Aguirre sobre la voluntad de la asamblea votada en la plaza.
No se cuenta con que estamos frente a un movimiento de mujeres sumamente fortalecido, organizado y vamos a dar respuesta a este planteo, porque ya no queremos que se vote cualquier cosa en los recintos, como por ejemplo pasó cuando se reformó la carta orgánica del municipio de Posadas y se puso que ésta es una ciudad ‘provida’. Sabemos bien que no lo es, porque se mueren niños por desnutrición, que no está garantizado el ejercicio pleno de la maternidad porque casi no hay guarderías municipales, e incluso las empleadas de las guarderías están con un conflicto gremial porque no les pagan ni siquiera sus salarios precarios de 5 mil pesos. Tampoco están pagando las tarjetas del Hambre Cero, cuyo presupuesto no alcanza ni para dos packs de leche. Entonces, ni la ciudad ni la provincia son ‘provida’; sin embargo, para seguir lubricando estos lazos con el clero, salen con este tipo de cosas que no tienen nada que ver con la realidad, expuso la militante del PO.
Más de tres décadas de reclamo
El fenómeno que se está viviendo solo se explica con los profundos cambios sociales ocurridos en los últimos años. Las chicas se autoconvocan con amigas para estar en el pañuelazo. De hecho, fue notoria la cantidad de estudiantes del secundario, en su mayoría alumnas de colegios clericales.
Nos da mucho orgullo lo que pasa, que estemos a plena luz del día, frente a la Casa de Gobierno, frente a la Catedral y que las compañeras socorristas den talleres sobre cómo usar la pastilla Misoprostol, la verdad que es impresionante, destacó Olga Aguirre.
El reclamo por el derecho de la interrupción voluntaria del embarazo es ahora un reclamo popular. Algunas quienes venimos militando esta cuestión hace muchos años, notamos las transformaciones con mucho orgullo. Hay compañeras que tienen 30 años de militancia, y mucho tiempo estuvimos en soledad.
Siempre nos costó mucho siquiera que la gente se detenga a escuchar lo que queríamos plantear y la verdad que desde lo discursivo, desde los argumentos ganamos la batalla a las ideas del medioevo.
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