Un relevamiento de PRIMERA EDICIÓN en establecimientos de Puerto Rico, Montecarlo y San Vicente desnudó algunas falencias graves, como en la 177, donde los chicos de sexto dan clases en un depósito.Hace un año, PRIMERA EDICIÓN exponía la situación de la Escuela 177, una de las instituciones educativas más emblemáticas de la comunidad, ubicada en la intersección de avenidas 9 de Julio y Alejo Rauber.
A lo largo del ciclo escolar se esperó que lleguen algunas respuestas edilicias, sin embargo la situación cambió poco y nada. Este año, inclusive, el regreso a clases es con pocas promesas de llegar a las mejoras esperadas, condenando a sus alumnos a iniciar las clases nuevamente en condiciones indignas, con un edificio escolar aquejado por la postergación y ahogada por las necesidades.
Lo cierto es que hace falta bastante más que el inicio de la reparación de una vereda y un muro perimetral que, precisamente, por peligro de derrumbe, obligó a clausurar el sector durante mucho tiempo.
La obra arrancó hace dos semanas, pero no aporta mucho a las grandes necesidades de la institución. Por ahora, docentes y padres se entusiasman con la promesa de los responsables de la obra, quienes habían informado que iban a continuar con los baños luego de finalizar las veredas y el muro.
En un depósito
Por eso, la realidad en el regreso a las aulas de más de 400 niños indica que las aulas son insuficientes y los alumnos de sexto grado, por ejemplo, este año tendrán clases en un depósito.
Los bancos y las sillas no alcanzan, las paredes se resquebrajan, los techos filtran agua cuando llueve, el patio abierto se inunda y queda inutilizable, al igual que los baños que están al otro lado del patio. Allí, por la falta de techo, sumado a la caída irregular del piso, toda el agua va a parar a los baños dejándolos completamente inundados.
Además, los docentes no cuentan con ningún espacio más que la dirección, ni siquiera con baños -pues terminan siendo utilizados por los alumnos- entre tantas otras necesidades propias de la postergación a la que viene siendo sometida esta escuela, tan apreciada por la comunidad.
Desde el Concejo Deliberante local, algunos ediles ya habían planteado en distintas ocasiones que el Municipio ayude al menos en las necesidades más urgentes, como solucionar el problema del agua que inunda los baños y construir un techo para que los alumnos puedan trasladarse sin mojarse en días de lluvia desde el edificio donde están las aulas hasta los sanitarios; sin embargo, esos pedidos tampoco prosperaron.
Una de cal y otra de arena
El inicio de clases en Montecarlo muestra la fisonomía de los colegios con las tareas cumplidas más o menos a tiempo.
Desde la Municipalidad se encargan todos los años de realizar el mantenimiento previo en los distintos edificios, por lo menos en lo más básico, como el cortado de pasto y la limpieza. Por otra parte, el ciclo lectivo arranca con el avance de obras muy demandadas en plena ejecución, como la remodelación integral de la Escuela de Frontera y la construcción el Nivel Inicial de la Escuela Normal 2.
En el caso de la Escuela de Frontera 607 Jornada Completa, su remodelación era una demanda de la comunidad desde hace mucho tiempo y que ahora se está haciendo realidad con recursos del IPRODHA.
Se trata de una parte del edificio que fue construido a nuevo y el edificio viejo remodelado. Sin embargo, esta alegría de la comunidad educativa no es completa, pues la obra ya debería haberse entregado, y no fue así, sino que viene con una demora de dos semanas, por lo que las clases no arrancaron con la modalidad Jornada Completa.
Así lo contó a este Diario la directora interina, Zulma Keller: La construcción está avanzando bastante bien a pesar del atraso en la construcción de la cocina y el comedor, que ya se tenía que haber entregado, pero nos confirmó el encargado de la obra que en dos semanas estarán terminados. Ahora estamos esperando las indicaciones de Supervisión para saber cómo hacemos mientras tanto con los chicos, ya que no van a poder comer en la escuela. Si se van a comer a sus casas y después vuelven o si solamente vienen a la mañana y después ya se van a sus casas hasta que esté terminada la obra, contó.
La primera
La Escuela de Frontera es muy preciada por toda la comunidad, no solamente por su ubicación en pleno centro, sino porque es el primer establecimiento educativo de Montecarlo. Sin embargo, en los últimos años, principalmente por los graves problemas edilicios, que hasta ponía en peligro la integridad física de los menores, la matrícula de la institución cayó notablemente.
Ahora que van a contar con un edificio prácticamente nuevo, esperan recuperar muchos alumnos y que su prestigio vuelva a estar a la altura de su historia.
En párrafo aparte, la intención de mostrar con imágenes en esta publicación los avances del trabajo por dentro se vio frustrada porque el encargado no permitió el ingreso sin la autorización formal del IPRODHA.
En el caso del Nivel Inicial de la Escuela Normal 2, se espera que en los próximos meses la obra, que se realiza con fondos del Gobierno nacional, también esté terminada.
Esta era una obra muy anhelada por la comunidad educativa, pues la institución nunca contó con las instalaciones adecuadas para el Nivel Inicial, sino que se utiliza un sector prestado y adaptado, pero con muchas dificultades, siendo una de las más importantes la distancia de los baños.
Ahora, con el trabajo que sigue en marcha y pronto a finalizar, los ánimos del plantel docente se avivan, pues los más pequeños pronto tendrán unas instalaciones acordes a lo que merecen.
Limpieza, poco y nada
No todas las escuelas primarias y secundarias de San Vicente tuvieron ayuda de la Municipalidad o del Gobierno provincial para hacer las limpiezas previas al inicio de clases. Algunas se acercaron hasta la Secretaría de Obras Públicas de la Comuna y pidieron la poda del pasto, cosas que consiguieron. Pero, en plena campaña de concientización por la prevención del dengue y la fiebre amarilla, no se hicieron fumigaciones a los establecimientos escolares de la Capital Nacional de la Madera.
El único mantenimiento que se hizo lo hicieron los directivos con el personal de limpieza.
Este verano las aulas estuvieron vacías casi tres meses. Eso hizo que el pasto y las malezas crecieran más de lo previsto, avivadas por las frecuentes lluvias. En algunos casos, los directivos y personal de servicios se ocuparon de podarlos una o dos veces durante los meses de recesos. En otros casos, en las escuelas rurales, sobre todo, el pasto no fue cortado.
En los días previos al inicio de las clases, muchos directivos recurrieron a la Secretaría de Obras y Servicios Públicos y consiguieron mantenimiento. No obstante, mientras los predios escolares estuvieron cerrados, no hubo controles sobre los focos de proliferación de mosquitos que propagan las enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla. En plena campaña de concientización por parte de las autoridades sanitarias de la Nación y la Provincia, se hizo poco o nada para revisar los patios en la mayoría de los establecimientos educativos.
Tampoco hubo una campaña de fumigación en los edificios escolares de la ciudad durante todo el verano, ni siquiera en los días previos al regreso a las aulas.
El Municipio, a través de la Dirección de Bromatología, pretende que los directivos concurran a anotarse para que se realice la fumigación recién a medida que avanza marzo, de acuerdo a un cronograma previsto.
En Dos de Mayo, el Ejecutivo local sí fumigo en todos los establecimientos educativos, según informaron las fuentes municipales consultadas.
Una cocina, una sonrisa
La Escuela 380 Juan Bautista de Azoparto de San Vicente comenzó las clases con una sonrisa para los docentes y alumnos. Es que durante las vacaciones recibieron 100 mil pesos por parte del Ministerio de Educación de la Nación, mediante la gestión de una ONG, para equipar la cocina.
El director del establecimiento, Mario Krivenko, enseñó a sus docentes que se presentaron el 1 de marzo las modificaciones que hicieron en la cocina para acomodar las nuevas herramientas de trabajo de las que disponen los cocineros a partir del primer día de clases. También la alegría se traslada a los padres de los alumnos.
La escuela terminó el año pasado con 330 alumnos y para su director este año van a terminar con alrededor de 350.
Tiene la modalidad de Jornada Extendida desde cuarto a séptimo grado. Por lo tanto, más de la mitad de sus alumnos tienen que desayunar y almorzar en la escuela.
La cocina era una dependencia externa de mampostería que esta por caerse por que la barranca se está desgastando.
Durante el año pasado, una ONG monitoreó la forma en que trabajaban y se comprometió a realizar los trámites ante el Ministerio de Educación de la Nación para mejorar la cocina.
Pasaron varios meses, pero en la primera semana de este año, esa persona se comunicó con Krivenko y le aviso que estaba el dinero y tenían que hacer las compras lo antes posible.
Sin perder tiempo, el director del establecimiento se comunicó con los padres de la Comisión Económica y viajaron a Posadas a hacer las compras. Luego se paso el verano reacomodando el edificio escolar para instalar la nueva cocina.
Con los cien mil pesos que aportó la Nación, compraron un horno pizzero para veinte bandejas, una heladera exhibidora, una cortadora de fiambre, dos quemadores, dos cilindros de gas de cuarenta kilos y ollas.
En plenas vacaciones, la instalación de la cocina quedo en manos del director y del personal de servicio.
En 2017, la Escuela 380 Juan Bautista Azopardo logró el 87 por ciento de desempeño satisfactorio y avanzado en las evaluaciones de Lengua y el 74 por ciento en Matemáticas, niveles superiores que los promedios alcanzados en el municipio, en la provincia y a nivel nacional.
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