Yo amo mi trabajo y es mi deber las 24 horas, dijo a PRIMERA EDICIÓN, la cabo primero de Prefectura, Yésica Nerea Celestino, quien rescató a dos pescadores y a una perra en el arroyo Mártires.La realidad juega con las coincidencias y casualidades con detalles que superan a la imaginación más destacada. Esta vez quiso que la misionera Yésica Nerea Celestino de 26 años (y ocho en la Prefectura) protagonizara el jueves en el Día Internacional de la Mujer, el rescate de dos hombres de 40 y 23 años y una pequeña perra a quienes jamás había visto y, menos aún, se le cruzó la imagen de hacerlo camino a su hogar tras el agasajo de conmemoración de la fecha.
Eran las 14 aproximadamente y no estaba de servicio, volvía sola manejando a Itaembé Guazú, a mi casa. Veo a dos personas sobre el puente de la avenida Chacabuco mirando hacia abajo, me detengo, bajo y escucho a dos personas pidiendo auxilio en el agua. Como no tenía señal de celular no pude comunicarme con la guardia de turno.
Celestino es buzo táctico y nadadora de rescate, y dialogó ayer con PRIMERA EDICIÓN. Se mostró ansiosa, denotaba nervios al contar su acto heroico, sensación totalmente opuesta a la que desplegó durante el rescate.
Me acordé que en el baúl del auto tenía dos chalecos salvavidas de mis hijos (Guadalupe de 2 años y Thiago de 9), me saqué los tacos altos, me arremangué el pantalón, desapareció la elegancia del agasajo y no dudé un segundo. Me arrojé al agua con los chalecos en la mano hasta el punto donde gritaban socorro los dos hombres.
Acompañada por Javier Murador, jefe de Prefectura Posadas, agregó: Trato de calmarlos y les pregunto cómo estaban físicamente, si tenían fuerzas para nadar. Me responden que estaban cansados. Uno de ellos ya tenía colocado un salvavidas, por lo que le coloco al otro uno de los que yo llevaba y me pongo el que me sobraba, el de mi hija.
La cabo primero nacida en Leandro N. Alem estaba sola en el cauce del Mártires y enfrentó la contingencia con apenas esas herramientas, dos salvavidas que no soportaban más de 30 kilogramos.
Como eran para chicos apenas sostenían las cabezas fuera del agua. Le digo al hombre de mayor edad que vaya nadando como remando hasta la orilla, despacio, que no se apure, tranquilo que yo iría detrás. La otra persona estaba aferrada a la embarcación semisumergida. Le hablo pero no me contesta, estaba asustado y comenzó a gritarme ¡la perrita, la perrita!. Era una caniche arriba de un pedazo del bote que sobresalía.
Le digo que no se preocupe que la iba a llevar. Nadamos lentamente, yo con la perra al hombro y sujetándolo a él que estaba desesperado porque no sabía flotar. Hicimos 150 metros y los cuatro tocamos la costa.
Sensaciones
Qué le genera a una mujer rescatar o poner a salvo a otra persona o, como en este caso, también a un perro indefenso. Tal vez la versión de coraje de Celestino lo pueda resumir con precisión: Me llenó de satisfacción salvar vidas. Que haya sido justo en el Día de la Mujer la verdad no lo pensé en ningún momento. Yo solo sé que tengo que actuar porque es mi deber como funcionaria pública. Las 24 horas debo hacerlo, me prepararon para eso, pero por encima de todo amo mi trabajo y todo lo hago con mucho orgullo.
Pero también debió sinterizar y responder si fue el punto de mayor exigencia de su carrera: Fue una de las situaciones más difíciles para mí porque debí afrontarlo sola. De golpe mil preguntas se me vinieron a la cabeza, pero por suerte lo logré resolver de la mejor manera, me concentré al máximo y afortunadamente también pude rescatarlos a todos, a los tres. Aunque lo único que me faltó hacer fue preguntarles el nombre de la caniche blanca. Tengo una igual pero en negro y por el trato habitual supe como calmarla, aferrada a mi hombro nadamos hasta la orilla.
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