Es buzo táctico de la fuerza y ayer circulaba de casualidad por la Costanera Oeste. Junto a efectivos de la Séptima, logró rescatar a las víctimas. En pleno Día Internacional de la Mujer, una joven ratificó el coraje y la valentía del género al arrojarse a las aguas del arroyo Mártires de Posadas y rescatar de una muerte segura a dos pescadores que se hundían con su canoa.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el episodio tuvo lugar alrededor de las 14.30 de ayer, cuando efectivos de la comisaría seccional Séptima tomaron conocimiento de que sobre las aguas del mencionado cauce, en el oeste posadeño, dos pescadores se hundían junto a su embarcación. Para colmo de males, ambos no sabían nadar.
Enseguida una comisión policial dependiente de la Unidad Regional I se trasladó hasta las cercanías del puente sobre la avenida Blas Parera, epicentro del drama en la siesta capitalina.
Los uniformados rápidamente tomaron una cuerda e intentaron rescatar a los pescadores. Fue en ese momento que el destino marcó la situación hacia un final exitoso: de casualidad, por el lugar pasaba una joven prefecturiana identificada como Yésica Nera Celestino (26), buzo táctico de la fuerza federal, quien notó la situación y no tardó en auxiliar a los policías.
La cabo primero no dudó en cumplir con su compromiso. Entonces extrajo dos salvavidas que llevaba en su vehículo particular y los arrojó hacia los pescadores. Pero no solo eso: la joven fue mucho más allá, se arrojó al agua y nadó hasta las desesperadas víctimas, ya que la tensión haría imposible que ambos se valieran por sí mismos.
Preparada para tal situación, la prefecturiana nadó hasta tierra firme junto con los pescadores, tras lo cual, dueña de una humildad propia de reconocer, se retiró de la escena sin mayores pretensiones. Antes de partir, contó que se desempeña en Prefectura como buzo táctico. Su presencia en la escena fue, sin dudas, un verdadero milagro.
Los efectivos de la Séptima identificaron allí mismo a los náufragos, quienes resultaron ser un comerciante de 40 años y un empleado de 23 años, ambos domiciliados en el barrio Cristo Rey de Posadas. Ninguno sufrió lesiones, en buena medida, gracias a la heroína que pasaba por ahí y que, sin saberlo, marcó un antes y un después en sus vidas.
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