Aseguran que los delincuentes no dejan “ni los perros ni las plantas” en el barrio Prat. “Se llevaron hasta los medicamentos de mi papá”. Los ladrones aprovechan cuando los vecinos salen a trabajar.Ya no importa si es de día o de noche. Tampoco si la zona es transitada. En el barrio Prat de Itaembé Miní los vecinos aseguran que los ladrones actúan a tiempo completo y aprovechan la ausencia de los moradores para hacer de las suyas.
En una cuadra hay siete casas y las siete ya fueron robadas. Ninguno de nosotros puede decir que no sufrió un robo, manifestó Alicia (55) una vecina que desde hace 17 años reside en la zona. En menos de tres meses los ladrones atacaron más de diez viviendas: dos fueron desvalijadas. Se llevaron hasta el perro, las canillas y los medicamentos, no respetan nada, agregó Concepción (70).
Ante la cuestión, una vecina, docente, decidió salir del barrio. En tres oportunidades le robaron y no aguantó más, explicó Mabel?(48) a PRIMERA EDICIÓN, que recorrió la zona para conocer cuál es la realidad en la zona.
Varios de los residentes colocaron en sus muros cercos con electricidad. Entre ellos Concepción (70), quien lleva once años en Itaembé Miní. Su casa está rodeada por muros y rejas que llegan al techo.
Los alambres con electricidad los puse ahora, necesito protección. No sé qué más hacer. Soy grande, no puedo estar pendiente de los chorros, reflexiona la mujer, quien explicó que vive tras las rejas con miedo de volver a sufrir un asalto. Por ello ya no deja la casa sola. Si salís ellos entran, no se deja la casa sola, ya no más, admite.
La preocupación llevó a que los habitantes del barrio crearan un grupo de WhatsApp donde se comunican si ven algo raro, ya sean personas desconocidas o motocicletas con dos ocupantes. Todo se alerta, porque no sabes quién es el chorro, detalló Alicia. Frente a la problemática reclaman mayores controles y recorridas policiales.
Fue al médico
A fines de enero, Luis Carlos Cusolito (65) y su esposa salieron rumbo al sanatorio por unos chequeos médicos, salimos a eso de las 8 y la casa quedó sin ocupantes, relató el hombre cuya casa también tiene rejas que llegan al techo, y cada entrada está asegurada con cadenas y candados.
Al retornar a la propiedad, cerca de las 10, los propietarios se encontraron con el peor de los panoramas. Violentaron la puerta del garage con una pata de cabra y después forzaron la puerta de ingreso: se llevaron dos plasmas, una PlayStation, tres tablets. Lo que no pudieron llevarse lo destruyeron.
Griselda, hija de Luis, explicó que se llevaron hasta los medicamentos de mi papá. No entiendo eso, llevarse los medicamentos que no les servían, pero sabían que hacían un daño enorme.
La joven contó que de inmediato se comunicaron con el sistema de emergencias 911. Nos dijeron agradezcan que no estaban ahí. No está bien que naturalicemos un hecho como lo es el robo. Se supone que estas cosas no deben pasar, teniendo en cuenta las medidas de seguridad que tomamos, señaló.
La familia Cusolito manifestó que desde hace tiempo en el barrio se viven hechos de similares características. Todo el tiempo sentimos miedo, intentan abrir los candados. Estamos prácticamente presos mientras ellos siguen libres. Los ladrones se la agarraron con este barrio, ya asaltaron a todos los vecinos, concluyó Griselda.
Los cercos eléctricos
Al recorrer el barrio Prat, lo primero que llama la atención son los cercos eléctricos. Es que varias viviendas optaron por ese método de seguridad.
Concepción es una de ellas. Contó que a principio de año, los delincuentes ingresaron al garage de su vivienda. Saltaron la reja, rompieron el vidrio del auto y se llevaron un maletín con papeles, fue a las 7.30 y desde ese momento pusimos los alambres con electricidad, recordó.
Sin embargo, los ladrones parecen no amilanarse. En febrero volvieron a la casa de la mujer, cortaron la energía eléctrica e intentaron ingresar. Forzaron la puerta. Me cortaron la luz, era de madrugada, cerca de las 4.30 y como me desperté, se fueron, reveló.
Canillas, mangueras y perros
Nada ni nadie se salva, agrega Alicia, en diálogo con este Diario. La mujer explicó que solamente en la calle 155 y 150 fueron más de cinco los robos. En esa misma calle residía una docente que decidió mudarse. La docente aseguró su casa todo lo que pudo. Y todo lo que pudieron le robaron. Y lo que no pudieron llevarse, se lo dañaron, detalló.
De acuerdo a la mujer los ladrones se llevan todo lo que encuentran a su paso, desde plantas, perros, canillas, baldes con ropa, y hasta la manguera para regar el pasto, indicó.
Insólitamente recordó que, en una oportunidad, a una vecina le robaron dos lavarropas automáticos. Ellos saltaron un muro de unos dos metros de alto y levantaron las máquinas. No entendemos cómo lo lograron, finalizó.
Presencia y pesquisa
Ante la situación, las fuentes indicaron que desde la cúpula de la Unidad Regional X de la Policía provincial se ordenó reforzar la presencia en la zona.
Además, los investigadores iniciaron una pesquisa para identificar a los ladrones, invitando a los damnificados a formalizar denuncia para contrarrestar con medidas preventivas y operativas en lugares críticos, a la vez que se invitó a quienes puedan aportar datos sobre los autores o reducidores de objetos malhabidos a que concurran a la comisaría más cercana.
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