Hace diez años, un chico de 7 años y una bebé de 11 meses fueron encontrados y rescatados en inmediaciones de la cantera Santa María. Esta es su historia.(Fragmentos de la nota publicada por PRIMERA EDICIÓN el 12 de febrero de 2008)
Dos hermanitos aparecieron abandonados cerca de las vías del tren, en inmediaciones de la cantera Santa María, y -aunque los encontraron aproximadamente a las 10 de la mañana- al cierre de esta edición todavía no habían localizado a su madre.
Una vecina los detectó mientras estaban solitos y llamó al Comando Radioeléctrico para que realizara los pasos correspondientes.
A raíz de ese primer operativo, y después de que la Seccional Tercera los recogiera de la casa de la mujer que los encontró, los pequeños fueron mimados durante toda la jornada en la Comisaría de la Mujer, ubicada en calle Córdoba casi Félix de Azara.
En el lugar, sin muestras aparentes de algún tipo de temor, los niños se dejaron atender.
La pequeña, según contó su hermanito, tendría once meses y apenas intenta dar sus primeros pasitos, mientras que el varoncito dijo tener siete años, aunque su contextura física es la de un nene de menos edad.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el niño reconoció que no va a la escuela y simpáticamente aseguró que no sabe llegar a su casa en colectivo, sólo en remís.
Esa respuesta llamó la atención, ya que los pequeños no ofrecían muestras de estar en una situación económica holgada, sino más bien humilde, aunque ambos se encontraban bien de salud, según los médicos que los revisaron, ya que, antes de albergarlos en la sede de la Comisaría de la Mujer, los efectivos policiales los llevaron al hospital de Pediatría para que se les practique un chequeo de salud.
Lejos de casa
Según trascendió, la vecina que los encontró solitos en inmediaciones de la cantera Santa María conocería a la madre, pero mientras la Policía y la Defensoría de Menores buscaban a la progenitora, los niños permanecieron a cargo de las mujeres policías.
Como el hallazgo y rescate se produjo en horas del mediodía, los oficiales convidaron a los pequeños con unas empanadas al varoncito y con la carne del relleno a la beba.
Los chicos también estaban sedientos y poco higienizados, por lo que los efectivos Ramón, Silvia y Susana compraron una gaseosa, que también aceptaron gustosos.
Un inconveniente que tuvieron que superar fue el de no contar con un sorbete para la beba, quien hacía todos los esfuerzos para beber de un vaso sin satisfacer su intenso
deseo.
En ese momento llegó otro oficial con una mamadera, que consiguió después de realizar una recorrida por distintos estamentos, y así no solamente sació su sed la beba sino que más tarde pudo tomar su leche antes de dormir una reparadora siesta.
Y como si fuera poco, mientras el varón miraba dibujitos en la televisión, las mujeres policías le dieron un buen baño a la bebé y, cuando su hermanito vio que la perfumaban, decidió también tomar un baño, aunque minutos antes había dicho que no tenía intenciones de hacerlo.
La buena predisposición de los adultos se extendió a los vecinos de la cuadra, pues una joven mamá de dos varones colaboró con pañales y prendas de vestir.
Mientras estuvieron en el lugar, el niño demostró ser muy responsable de su hermanita a pesar de su corta edad y de no recibir ningún tipo de educación escolar, al menos tomando en cuenta los dichos del pequeño.
Desde las 10 de la mañana hasta muy tarde, de no haber sido rescatados primero por la vecina y luego por la Policía, habrían estado sin comer y la beba sin cambio de pañal.
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