Así reflejaba PRIMERA EDICIÓN el sorpresivo inicio del cobro “a cuenta” de Ingresos Brutos en el Arco y en el Cruce de San José.Esta es parte de la nota publicada por este diario el jueves 10 de enero de 2008, bajo el título “Camiones varados en ingresos a Misiones por polémica exigencia”:
Caos vehicular y muchísima bronca se vivieron en los dos puntos de acceso a Misiones sobre las rutas 12 y 14, ya que más de doscientos camiones quedaron varados por horas a raíz de una sorpresiva exigencia de la Dirección General de Rentas de la provincia, que desde el lunes instaló puestos fijos en el Arco y en el destacamento Centinela.
El organismo comenzó a exigir en estos puntos un pago a cuenta –en efectivo- de los anticipos del impuesto a los Ingresos Brutos, pago que deben efectuar los choferes de
los camiones que hasta ayer desconocían la medida.
Muchos de ellos quedaron retenidos por largo rato o debieron firmar un acta de interdicción para poder seguir viaje, ya que muy pocos contaban con dinero en efectivo por razones de seguridad.
La aplicación de la Resolución 56/07 causó malestar tanto en los trabajadores del volante como en los propietarios de las empresas de transporte de cargas, ya que según la sorpresiva norma, el pago de este impuesto es exigible al dueño de la carga y no a quien realiza el flete, pese a lo cual fueron los choferes quienes tuvieron que abonar o esperar largas horas bajo el rajante sol para solucionar el inconveniente.
Al gran bonete
Desde las firmas de transporte de cargas, cuyos titulares se trasladaban ayer a los puestos para interiorizarse de la medida, expresaron que el costo del anticipo -que puede llegar a los dos mil pesos por camión, según el valor de la carga- le será devengado a la empresa o fábrica que haya contratado el flete, pero en definitiva somos nosotros los que pagamos un impuesto ajeno, que le corresponde pagar al dueño de la carga y al que no sabemos de qué manera le vamos a cobrar.
Las empresas transportistas también deben pagar un porcentaje de lo que vale el servicio de flete, en caso de que el camión abandone la provincia.
Paralelamente, los propios inspectores apostados en los puestos de control demostraron ayer un gran desconocimiento de la resolución de Rentas, publicada recién el jueves pasado en el boletín oficial, y puesta en vigencia de inmediato.
De hecho, varios choferes se mostraron desconcertados porque los agentes de la DGR los mantenían retenidos precautoriamente hasta tanto averiguaran si la carga en cuestión estaba o no comprendida en la nueva medida.
Para los comerciantes, beneficiarios últimos de la carga transportada, la exigencia del organismo le quitará flujo a la actividad económica y resultará un nuevo obstáculo a la economía formal, por tanto ayer comenzaron a escucharse las primeras voces contrarias a la medida.
Molestias y mucha bronca
Los choferes afectados ayer por el caótico control de Rentas en el Arco de ingreso a Misiones por la ruta nacional 12, se quejaron por la cantidad de horas que les llevó esperar el momento de la atención, ya que Rentas instaló sólo tres agentes en el puesto, los que literalmente no dieron abasto.
El calor, la falta de agua fresca y las incómodas banquinas donde se apiñaron los vehículos de gran porte completaron el panorama de bronca.
En definitiva, con nuestra firma nos tenemos que hacer cargo de una deuda ajena, se quejaba ayer un chofer, que por no contar con dinero en efectivo, tuvo que rubricar el acta de infracción.
También señalaron que en la práctica resulta casi una locura pretender que los choferes viajen con dinero en efectivo, ya que los piratas del asfalto se van a enterar en seguida de que andamos con plata, cosa que es realmente peligrosa.
Yo no me opongo a que controlen, pero no me pueden tener todo el día para ver cuánto vale mi carga porque no tienen idea, se quejaba un chofer de la metalúrgica Acíndar que llevaba una carga de acero.
Finalmente y después de varias horas, los agentes determinaron que debía pagar unos 1.700 pesos, cifra que provocó la risa del trabajador del volante. Este impuesto sale más caro que el flete, fue su reflexión.
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