Desde hace bastante tiempo, en las páginas de PRIMERA EDICIÓN se viene advirtiendo que las reformas realizadas por Vialidad Nacional y la EBY en la rotonda del By-pass a 500 metros de El Arco, representan un riesgo enorme para la vida de los automovilistas, especialmente de los camioneros que transitan por esa vía sin conocer la traza.
El nuevo accidente que terminó con un grave perjuicio económico para un transportista de bebidas no terminó en tragedia por poco. ¿Acaso se espera una víctima humana para corregir finalmente la seguridad del trazado o el regreso a la vía recta que existía antes sin presentar riesgo alguno?
Se cree que al menos una docena de accidentes se produjeron en ese tramo de camino en lo que va del año, por parte de quienes lo utilizan para conectar la zona de la exGarita con la salida hacia Corrientes por la ruta 12, que evitan ingresar así a la ciudad capital.
Ninguna advertencia ha sido suficiente para que las autoridades que lanzan campañas de seguridad vial mediáticas, tomen cartas en este asunto que, de continuar sin resolverse, lamentablemente terminará en tragedia en poco tiempo. Y la pérdida de una vida humana no tiene retorno. La corrección de un trazado irregular, peligroso sí se puede adaptar.
La indiferencia de los funcionarios de Vialidad, de las fuerzas de seguridad que deben velar por la integridad de quienes transitan por las rutas y caminos de la tierra colorada se vuelve peligrosa para cientos de personas que transitan por el By-pass diariamente.
Las huellas de frenadas cerca de la rotonda, el testimonio de los trabajadores del volante que pasan por ese lugar y el llamado de atención de quienes conocen la zona, no han sido suficientes elementos para que se pongan en marcha mejoras para la transitabilidad segura en el lugar.
No existen excusas presupuestarias, ni de fin de año, ni vacaciones o de feria para atender una curva de la muerte, como la denominaron quienes la padecieron recientemente.
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