Estará en el paseo Mbororé. Potenciar la comercialización es uno de los objetivos de los colonos. Realizan capacitaciones y están atentos al asesoramiento profesional.Las Ferias Francas contienen a colonos de la región que se sustentan con la venta de los productos traídos directamente de las chacras. El interesante movimiento por las fiestas de fin de año entusiasma a quienes con mucho esfuerzo trabajan la tierra y buscan alternativas de comercialización.
Hasta hace un año atrás nos dedicábamos al tabaco, pero quedamos solos con mi señora y ya no fue rentable. Cambiamos y encontramos la manera de salir adelante en la Feria, explicó Erwin Taube (61), colono de Florentino Ameghino.
La complicación que tenemos es la energía eléctrica porque se registran cortes diarios. Días atrás estábamos carneando los pollos y el corte se prolongó durante toda la tarde, a veces pasamos todo el día sin luz, detalló.
Son dos las Ferias Francas que funcionan en la ciudad, una sobre avenida De las Américas, en inmediaciones al barrio Krause, y la otra en Plazoleta Malvinas, los días miércoles y sábados. La idea es tener variedad de productos los dos días.
Los sábados hay mayor venta, por eso queremos mejorar con más productores los días miércoles, comentó Ricardo Hoff, presidente de la Asociación de Ferias Francas de la Zona Centro.
Para inicios del 2018 el presidente anticipó que habrá otra Feria en cercanías del barrio 180 Viviendas. Estará sobre la Plazoleta Mbororé, ya fuimos a ver el lugar con la gente de la Municipalidad y delinear los trabajos que hay que hacer. La idea es no modificar demasiado el paisaje y lo que brinda el espacio a los vecinos. Ya están anotados varios colonos, estamos convocando a nuevos feriantes, creo que comenzando el año próximo, a más tardar en marzo, estará funcionando, señaló Hoff.
Potenciar la comercialización es uno de los objetivos que tienen los feriantes. En ese sentido realizan capacitaciones y están atentos al asesoramiento profesional que puedan acompañar la virtud que tienen los productos de llegar directamente de las chacras a la ciudad.
La calidad es lo más importante, el sabor no es el mismo que tienen los productos que vienen de otros lados. No usamos ningún producto que afecte el desarrollo normal, ni perjudiciales, explicó Alicia Bunkowski, oriunda de Acaraguá.
Carnes, verduras y frutas de estación, chacinados, panificados, dulces, entre otros, son los productos que llegan a los espacios a primera hora de los días señalados. Llegamos a las 5.30 y a veces ya hay gente esperándonos. Son días en los que hay que madrugar y de mucho trabajo, contó otra productora.
Proyecto que espera
El Mercado Concentrador, es uno de los espacios proyectados desde hace mucho tiempo. Con la infraestructura en construcción en el barrio Copisa, aparece en el horizonte como el lugar para albergar a un mayor número de colonos.
Sin embargo el actual presidente de las Ferias afirmó que nos queda grande el espacio por lo que queda abierto a otros productores que quieran asumir el desafío y puedan abastecer el mercado. Para las Ferias Francas no, porque a veces nos faltan productos y no queremos descuidar lo que ya tenemos sino mejorarlo, con variedad asegurada de productos y buena atención a los clientes que vienen siempre y en general, subrayó Hoff.
Sacrificios que repercuten
Trabajar en la chacra, es sabido, no es tarea fácil. Madrugar, estar al sol o salir bajo tormenta, es parte del diario transitar de los colonos. Lucía Meuz (59) es de Colonia Aurora. Luego de criar a sus cinco hijos quedó sola y lo único que sabe hacer, según sus propios dichos es vivir en y de la chacra.
Así que consiguió un lugar en la Feria de los miércoles y valora el espacio. No fallo nunca, es de lo que vivo, confesó. El tema es que para llegar, como no tiene movilidad propia, debe salir de su chacra un día antes.
Pago una moto o un auto para que me lleve los productos hasta el cruce donde pasa el colectivo, llego a la terminal (Oberá) a la noche. Por suerte me prestan un lugar donde guardar mis productos y duermo en el piso de la terminal para estar temprano en la Feria, relató.
Otra odisea para Lucía es pasar el puente del Acaraguá, el colectivo que la saca de la chacra la lleva hasta un extremo del viaducto y como todos los pasajeros debe pasar caminando para tomar el otro vehículo que los espera del otro lado.
Tengo que hacer varios viajes de a pie para pasar mis productos, a veces el chofer me ayuda o algún pasajero de buena voluntad. Es todo sacrificado, pero si dejo mis productos en la chacra se pierden, prefiero traer y se que mucha gente espera, indicó.
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