Concluye esta semana un pobre y mediocre -por su producción- período ordinario de sesiones del Concejo Deliberante de Posadas. La puja entre ambos Departamentos del gobierno municipal (Ejecutivo y Deliberativo) volvió a signar una circunstancia en la que también la campaña electoral que desembocó en los comicios del 22 de octubre, influyó en la mezquindad de sus decisiones. Donde además se repitieron muchos de los vicios de comportamientos y procedimientos adquiridos en los últimos años que torpedearon la transparencia en la actividad deliberativa, aunque hubo algunas mejoras en la exposición pública de la administración de la casa.Llamativamente, en coincidencia con el final del año deliberativo, la última plenaria se realizará el jueves 30 de noviembre. Es posible que antes del recambio institucional del 10 de diciembre los concejales capitalinos vuelvan a reunirse de manera extraordinaria para tratar uno de los temas más importantes del año: el presupuesto municipal de 2018. Siempre que se consigan dictámenes para los tres proyectos en que se lo desgrana (general y del Ejecutivo, del Concejo y de la Defensoría del Pueblo). Empero parece improbable, a la luz de recientes declaraciones del presidente de la Comisión que estudia esos números, la de Hacienda y Presupuesto, el radical Fernando Ariel Pianesi, sobre el avance de su análisis en comisión.Sin olvidar, lógicamente, la ya convocada sesión especial protocolar del lunes 4 de diciembre, donde la corporación municipal distinguirá a los alumnos que durante 2017 portaron la bandera nacional o fueron sus escoltas en 145 establecimientos de enseñanza general básica. Una vieja tradición que honra con justicia a quienes durante el año fueron los mejores alumnos en la ciudad y que cada año se cumple en los primeros días de diciembre.Danza de nombresEl actual titular del cuerpo, el camionero Adolfo Alejandro Velázquez, el mencionado Pianesi (electo diputado provincial), los renovadores Santiago Alberto Enríquez y Julio Antonio Vivero y el puertista Daniel Ramón Amarilla cierran con este fin de período su ciclo de cuatro años ocupando una banca en el colegiado. A los que se suman “positivo” Gabriel Conrado Nielsen, que también se va, pero luego de haber cumplido dos mandatos sucesivos:, y el radical Martín Alfredo Arjol, que renovó su banca y la mantendrá por otro cuatrienio. Fue el único edil reelecto de los tres que lo pretendían (Amarilla y Velázquez, además).En sus reemplazos se incorporan seis nuevos munícipes con mandato hasta 2021 –el séptimo es Arjol–. Ellos son: los otros tres representantes de la Alianza Cambiemos (UCR-Pro), Diego Emilio Barrios, Maximiliano Andrés Florindo y Pablo Martín Velázquez (fue concejal entre 2011 y 2015); y tres renovadores, Anahí Rocío Repetto, Mario Gabriel Alcaraz y Rolando Omar Olmedo.Estos nuevo representantes municipales se sumarán a otros siete que permanecerán en sus bancas por otros dos años: el radical Francisco Fonseca; los renovadores Natalia Alfonsina Giménez, Fernando Aníbal Meza, Andrés Mutinelli y Manuel Sánchez; el camionero Juan Domingo Rossberg; y Miguel Ángel Acuña, de Trabajo y Progreso. Nueva conformación que reducirá a cuatro bloques los seis existentes aún, con una primera minoría renovadora que dispondrá de la mitad de los catorce kurules en el cuerpo. Cambiemos tendrá dos menos y habrá dos bloques unipersonales (Rossberg y Acuña). Estas tres últimas bancadas vinieron conformando en el bienio reciente el Interbloque Opositor que supo controlar la corporación, hoy ya deslucido.Año pobre y sin lucimientoHecho este detalle de quienes conformarán el Concejo en tres semanas más, no cabe aquí -o al menos no es el propósito- especular sobre cómo quedará constituida su conducción, ni como se podrían equilibrar esas fuerzas políticas para constituirse en un eficiente soporte complementario del gobierno municipal que encabeza Mario Joaquín Losada. Vale sí analizar lo hecho durante el período que se inició el pasado 1 de marzo y terminará este jueves. Aunque, como se dijo anteriormente, podría realizarse una extraordinaria posterior a ese fin de actividad para aprobar el presupuesto municipal que se pretendería dejar sancionado con la actual constitución del colegiado.Fue escasa la producción legislativa del año que ahora cierra. Quizás, como ya es una tradición, en la última plenaria se trate de avanzar, compensar y dejar clausurados muchos de los temas pendientes, dentro de un muy voluminoso temario como es habitual para esta ocasión. Temas como, por ejemplo y por citar uno, la reforma del Código de Nocturnidad, sancionado y vetado en 2016, constituyen ese listado posible. En especial en esta caso porque quien lo fogoneó y pretende que la norma quede sancionada según el deseo del intendente Losada, es el renovador Julio Vivero que ahora deja su banca. Y no solo el expediente perdería estado deliberativo, sino que también quedaría de forma automática ratificada la objeción del Ejecutivo, manteniendo la vigencia de la regla de hace más de una década.Más allá de eso, es muy poco lo que hacia atrás se pueda destacar de lo hecho y actuado en 2017. Un año en que la parálisis o bien la falta de acuerdos y consensos parece haber primado en una labor legislativa que poco se vio en el recinto, donde, para peor, se insiste en incorporar iniciativas y dictámenes de comisión fuera de temario sin que alguien se preocupase mayormente por explicar de qué se trata ese simple número de expediente por el que se pide aprobar su ingresa. Es así que hubo casos en que parte del público interesada en un asunto en particular, no tuvo muy en claro en qué momento se dio curso a su inquietud o y se contuvieron los aplausos que sus impulsores esperaban. Peor aún, en un solo caso, cuando en el debate no se consiguen los votos suficientes para avalar sobre tablas un reconocimiento a una persona allí presente y que debió callar el agravio. Esa “desinteligencia”, el caso de la doctora Rossana Venchiarutti, ministra del Superior Tribunal de Justicia de Misiones, quedará como un baldón en esa historia de esos homenajes forzados.Sin embargo, fue esa dispendiosa entrega de distinciones lo que más ocupó a los concejales en las plenarias de este año. Cada sesión fue un desfile de galardonados y hubo de todo en esa mezcla dadivosa de nombres y cualidades, pero mezquina a la hora de otorgar la máxima de ellas: la de ciudadano ilustre de la ciudad. Ausente en los dos últimos años después de una multiplicidad de ellas en el cuatrienio anterior, pese a que ahora hubo entre esos homenajeados una o dos personas que podrían merecerlo.Lo positivo y lo lamentableFuera de la reforma al Código del Frente Fluvial para permitir la construcción en alto en la zona costera, casi la única norma capaz de modificar la imagen de la ciudad, se destaca positivamente y, quizás, lo más rescatable de un año chato estuvo relacionado a las personas con discapacidades. El Concejo Estudiantil Inclusivo, una modalid
ad sancionada y aplicada este año, y el Parlamento Municipal para las Personas con Discapacidad fueron lo diferente. Sobre todo este último que trajo frescura y brindó una visión diferente de la ciudad a un recinto donde faltó el debate serio y comprometido, y donde se prefirió seguir trabajando dentro de un temario causi-secreto y desde hace pocos años ordenado con el propósito de que pase lo más inadvertido posible.Más allá del escaso trabajo legislativo que se vio –primaron los rutinarios pedidos de tareas y las declaraciones-, esa vuelta a la transparencia deliberativa con el retorno al debate en el recinto (y no a la negociación oscura y, a veces, hasta sospechosa en comisión) y a una clara explicitación del tema en consideración, constituyen la más importante deuda pendiente que heredará el nuevo Concejo.El actual ordenamiento del temario y la no enunciación de los números y contenidos de expedientes que se votan en el Orden del Día abonan a la confusión de quienes asisten a las sesiones y al desinterés general hacia éstas. El Concejo, a través de sus representantes y de aquellos invitados a exponer ante él, debe ser el eco de las inquietudes comunitarias y el ámbito de debate para hallar una solución.Por Alcides Martín Pelozo (periodista de PRIMERA EDICIÓN)
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