Lunes feriado y un duro mediodía de calor y muerte le tocó vivir a una joven de una comunidad mbya bajo el puente cercano a la estación de tren de la avenida costanera. Cursaba un embarazo de siete meses, se sintió mal, buscó un lugar con sombra y allí parió a una niña que ya hacía días estaba sin vida en el vientre. Según pudo constatar PRIMERA EDICIÓN de fuentes policiales, a las 13.50 sonó el teléfono en la comisaría cuarta. Un vecino que pasaba por allí alertó a la policía acerca de lo que ocurría en el lugar. Apenas llegó el móvil los agentes encontraron a la joven resguardándose del sol debajo del puente de hormigón. Estaba sentada en el suelo, con las manos sosteniendo el bebé entre sus piernas. Junto a ella estaba un hombre de 43 años de la misma comunidad. Se presentó como el cuñado de Liliana, la parturienta. Mientras los oficiales se comunicaban con el servicio de emergencia de Salud Pública, pudieron saber que el hombre había notado que la chica estaba muy extraña.Había empezado a caminar de forma errática y él la siguió hasta el puente. Entre muros, asfalto, escaleras peatonales y conductores que tal vez la vieron como parte del paisaje urbano, ese lugar se convirtió en sala de partos para ella. No se sabe desde cuándo la madre estaba en Posadas, pero en algún momento salió de la comunidad “Leoni Poty” de Puerto Leoni. Seguramente llegó a la capital para vender artesanías o mendigar, como se puede apreciar diariamente a los mbya que caminan Posadas. Fue trasladada al Materno Neonatal donde quedó internada. Según el forense, la muerte de la niña se habría producido por una falla en su corazón. Permaneció en el útero hasta que el cuerpo de la madre terminó expulsando al feto.Una pequeña niñaEste Diario tomó contacto con el Director del Hospital Materno Neonatal, el Dr. Hugo Ocampo, quien confirmó que el feto tenía un desarrollo aproximado de siete meses. Por las características que presentaba llevaba varios días sin vida. Era de sexo femenino y tenía un peso de 370 gramos. El responsable indicó que la madre estaba anémica. Le practicaron una transfusión de sangre y le suministraron los antibióticos adecuados para el cuadro que presentaba. “Por precaución sigue internada en terapia pero no ha tenido ninguna complicación”, explicó Ocampo. El médico estimó que en los meses de gestación, probablemente la joven no haya tenido la posibilidad de hacer controlar su embarazo. Comentó que casos como este no ocurren habitualmente, pero si atienden partos normales de madres mbya. En esos casos la dirección de Asuntos Guaraníes es la que se encarga de guiarlos a la atención médica o también pueden ser llevados por los mismos familiares. Al respecto recordó que en el Hospital Neonatal existe un protocolo para atender a madres de las comunidades guaraníes, de manera que se pueda acompañar el parto desde un lugar más cercano a sus costumbres. Algo que tal vez Liliana nunca supo que existía. Lo que pudo haber sido vida, lenta y progresivamente se convirtió en muerte, un lunes cualquiera.
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