"El de este año ha sido un festival diferente", relató Luis Marinoni, director del Ballet Oficial, ganador del Mensú de Oro en 2015 y miembro de la Comisión del festival. "Ha sido un festival que nos remonta al pasado, cuando se hacía desde un lugar más emocional, y esta edición no se pudo haber construido sin ese componente que es la carga del alma", prosiguió al finalizar la última entrada de ese ballet que deslumbra en cada presentación, con temáticas diversas, pero siempre con la identidad como bandera. "Con el ballet estuvimos ensayando desde hace varios meses. Como bailarín y director del Ballet Oficial tengo el desafío de transmitir a los bailarines el respeto de lo que significa bailar sobre ese escenario en el que se han consagrado los más grandes artistas como Santiago Ayala, ‘El Chúcaro’, y Norma Viola", terminó.Siguiendo con el baile, impresionante fue lo de los muchachos de La Ponzoña, quienes hicieron bailar a todos incluyendo sus propios músicos, que dejaron al fuelle en soledad y se pusieron a zapatear junto a decenas de parejas en esa bailanta al costado del escenario, un acierto que seguramente con los años se convertirá en tradición.Emociones para todosEl escenario mayor fue epicentro de los más sentidos homenajes y reconocimientos durante las tres noches, y en la última fue el turno de los premios Revelación y Consagración. El primero fue para Mario Pereyra, quien fuera ganador de la preselección en Posadas (también se realizaron en Puerto Tirol -Chaco-, Esperanza -Santa Fe- y Encarnación). La gran noche de Mario Pereyra fue la del sábado, cuando con el festival apenas iniciado y las tribunas con el público todavía acomodándose, levantó al respetable con la fuerza de su juventud y ganas de crecer.Siguiendo con los premios, el Consagración de esta edición fue para la nueva diva misionera Diana Amarilla, quien cautivó a los presentes en la noche del domingo cuando a pesar de que en la grilla estaban los "pesos pesados" del Festival, Diana se llevó los mayores aplausos demostrando el amor incondicional que tiene Posadas con esta artista que ya brilla junto a las estrellas de la galaxia del mainstream nacional.Pero si hablamos de momentos emotivos, nada se podrá comparar con el homenaje realizado por Fabián Meza, quien junto a sus músicos dieron, como siempre, un show impecable a puro chotis y con ese hermoso recitado en homenaje a Capataz Betancourt, pero su figura llegó al cielo cuando recordó a Stefy Vier.La hora de los grandesEl festival entraba en la recta final, y todavía quedaba munición gruesa para agitar los últimos sapukay. Ñamandú y Los Menchos del Chamamé ya son instituciones de nuestra música regional, ni hablar de Los de Imaguaré, que hicieron que hasta los vendedores de caburé dejaran sus asadores para bajar a ver. Luego, cuando la Energía Chamamecera de Moni Encina irrumpió en el Alcibíades Alarcón, el músico echó gasolina al fuego, y si al comienzo se dijo de que este fue un festival a puro baile, el final en manos de Samaniego fue el remate ideal.
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