Este martes que pasó el Estado Argentino fue evaluado en el Examen Periódico Universal (EPU) por los países que conforman la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Una de las principales recomendaciones estuvo relacionada a la violencia de género. Verónica González, integrante del ProGen (Programa contra la Violencia de Género) habló con PRIMERA EDICIÓN sobre la situación en Misiones y el rol del Estado. El EPU es un proceso de monitoreo entre todos los Estados Miembros de la ONU. Se realiza cada cinco años y analiza cuestiones relacionadas con la situación actual de los derechos humanos. Una de las admoniciones que diferentes Estados hicieron a la Argentina es sobre la cuestión de la violencia de género. Las preocupaciones fueron: “a) Los recursos limitados del Consejo Nacional de las Mujeres para promover estrategias de igualdad de género, así como para apoyar su función como órgano de coordinación para el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres (2017-2019). b) La falta de una coordinación sistemática e institucionalizada entre los gobiernos federal y provincial, en particular en relación con el Consejo Nacional de las Mujeres y las Áreas Mujer provinciales y municipales en todo el territorio. (par. D. 14. a y b)”.Frente a este panorama, Verónica González, una de las 18 mujeres que integra el programa prevencional de la violencia de género ProGen, que se conformó en el 2010 como grupo -a través de una capacitación en la que intervinieron varias instituciones y un proyecto de la ONU para formarse como promotoras- contó que “la realidad es que actualmente hay mucha propaganda sobre la violencia de genero, pero la mujer no tiene las herramientas para salir de una situación de violencia, no hay recursos. No hay programas serios. Ponen a la mujer en un estado de conciencia pero ahí termina toda la política pública. Y a veces eso es peor”, lamentó.“Sin ir más lejos nosotras las promotoras del PROGEN fuimos victimas de violencia y después nos revictimizaron nuevamente las instituciones porque muchas de ellas que trabajaron con nostras no nos pagan, por ende tuvimos y tenemos que poner de nuestros bolsillos para trabajar y no abandonar a las compañeras en situaciones delicadas. Los pasajes, los insumos, todo terminamos costeando. Mínimo, a las personas que trabajan en esto, tienen que tener un sueldo. Necesitamos que hayan más trabajadoras y que sean remuneradas. Nosotros somos un grupo muy pequeño de 18 personas y cada vez somos menos, porque te presionan tanto que terminan abandonando la causa, no se puede vivir con becas de dos mil pesos. No se puede acompañar casos, dar charlas desatendiendo nuestras necesidades. Nosotras también tenemos que vivir, mantener nuestras familias ¿Quién valora eso?”, cuestionó González, agregando que todo ese desamparo institucional colabora a la ineficacia en la lucha contra la violencia de género.“Ahora dicen que se va a aprobar la ley de provincialización del ProGen, ojalá, porque nosotras prácticamente estamos trabajando ad honoren. Es una realidad muy cruel”.Ante la adversidad, la lucha es colectiva“Muchas mujeres logran abandonar los núcleos violentos. A pesar de la adversidad, entre todas conseguimos que desde el Ministerio de Derechos Humanos y Desarrollo Social nos ayuden. Pero mayormente se improvisa. Entre las compañeras, a veces terminamos albergando a las víctimas y sus familias porque están en riesgo la vida de las mujeres y sus hijos. Los albergues muchas veces no funcionan y son de poca capacidad. No hay políticas públicas serias, de seguimiento, de alojamiento. No hay refugios como la gente”, explicó González. “Al año llegamos a ayudar a rededor de 100 mujeres que sufren violencia de genero. Siempre decimos que las salvamos, porque tenes que ver cómo cambia su estilo de vida cuando salen de esa situación”, destacó la luchadora por los derechos de las mujeres. “Las edades de las mujeres afectadas por la violencia que nosotros asistimos van desde las adolescentes -muchas- y mujeres hasta 70, 80 años, que toda su vida pasaron por situaciones de violencia; en estos casos son los mismos hijos los que hoy las empiezan a hablar y motivar a tomar la decisión”.El rol de los medios de comunicaciónCon instituciones ausentes y precarizadas, el estado de vulnerabilidad de las mujeres que sufren algún tipo de violencia, según González, aumenta con el tipo de tratamiento que le dan a las noticias los medios de comunicación. “En los medios pasa todo lo que es malo hacia la mujer. Mujeres victimas de violencia, abuso callejero, femicidios… mucho morbo. Las mujeres se sienten atemorizadas, muchas ya no quieren hablar porque tienen miedo. A las mujeres que sufren violencia les cuesta mucho enfrentarse a la situación después de ver un femicidio en la tele y saber que tienen un violento en la casa. Teniendo titulares tales como: la mató porque lo dejó. Qué provoca esto: pánico a las mujeres que ya están sufriendo violencia. La prensa y el mal tratamiento de las noticias juegan en contra de las victimas. No se muestran las acciones de los colectivos de mujeres, no muestran como son felices las mujeres luego de salir de situación de violencia, lo que las trabajadoras y trabajadores logramos con las victimas. Necesitamos que hayan políticas publicas y que esas políticas publicas se muestren. Que los periodistas empiecen a dar visibilidad de lo que se hace y no se hace -de verdad- en esta cuestión. Que muestren como el Estado esta ausente y negado en estas urgencias”, argumentó González, resaltando la necesidad de respaldo para las mujeres que necesitan salir de la violencia.La recomendación de la ONUEl Comité recomendó al Estado “a) Incremente los recursos humanos, técnicos y financieros del Consejo Nacional de las Mujeres y le confiera rango ministerial, a fin de aumentar su visibilidad y fortalecer su capacidad para promover y supervisar la aplicación de políticas de igualdad de género. b) Refuerce las iniciativas de coordinación permanente entre el Consejo Nacional de las Mujeres, los consejos provinciales de las mujeres y las oficinas municipales de la mujer, estableciendo líneas claras de interacción y mandatos para la presentación de informes en relación con la aplicación de planes nacionales en la esfera de la igualdad de género. (par. D. 15. a y b)”, exponiendo la critica situación ante la muerte de una mujer cada 18 horas en argentina según datos Instituto de Políticas de Género “Wanda Taddei”.
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