Hay pensamientos, situaciones, momentos y sentimientos que no se pueden explicar y llegan a trascender los tiempos. Es lo que ocurre cuando el amor se transforma en silencio, en preguntas y un beso que se volvió recuerdo. Un instante de pasión que ahora es una herida, un robo a mano armada de nuestra felicidad en un presente de injusticia. Algunos dirán que todas las situaciones referidas al corazón pueden superarse, incluso se pueden olvidar. Quizás porque muchos vivieron situaciones de desamor, pero ninguno las padeció hasta la locura, la desesperación que te haga marchar hasta el destierro.A veces es difícil olvidar tantos momentos y sueños compartidos que se convirtieron con el tiempo en una delicada ceniza gris, que escapa para siempre con una suave brisa.Es difícil de explicar por qué aquellos besos siguen quemando la piel a pesar de la distancia, que la ternura de tu mirada me persigue en cualquier noche callada. Otra vez pasó el invierno sin darme una explicación que satisfaga mis dudas, quizás porque tu esencia sigue en el aire de un lejano camino donde irónicamente trato de esconderme. Como un desertor que busca ciegamente una salida dirigiéndose al abismo. Tu ausencia me transformó en un ser lleno de preguntas donde no puede caber ni la más mínima respuesta. Incluso me invento alguna tonta explicación de que el amor simplemente es una ilusión que siempre escapa por la puerta de atrás. Pero el amanecer me vuelve a mostrar que este cariño es tan real como tu cara mojada, como tus manos que me acariciaban en esas noches en que el deseo nos sorprendía nuevamente en la cama.No tengo todas las respuestas, pero todas mis preguntas se transformaron en la esperanza de que en alguna noche silenciosa tu voz explique que esto solo se trata de un amor que se transformó en ausencia y luego en locura.La diferencia entre el amor y la locura está en que: uno se alimenta de recuerdos y la otra de besos sinceros que no necesitan explicación. Así, como sin razón se guarda una flor en un libro, una foto en un cajón o escucha su sonrisa detrás de alguna canción. No creas que no busqué la verdad en una que otra mesa, donde se beben los recuerdos en compañía de personas que también buscan alguna huella o estrella para seguir sus caminos y dejar de ser figuras errantes y encontrar sus destinos. Otra vez, la madrugada me sorprendió y volví a vencer tu silencio con el canto de los pájaros que anuncian la llegada del día como una nueva oportunidad que se transforma en una respuesta.Aunque entre tantas dudas me enseñaste que el amor no se explica sino se vive y se siente, que no necesita tenerte porque bastará con recordar y esperar nuevamente tu llegada en silencio.Así, sin importunar a los que gritan su amor a los cuatro vientos y darles la razón a aquellos que sienten haber encontrado el amor simplemente porque alguien duerme a su lado. La vida es un acertijo y en ella está el amor: sin palabras ni respuestas, simplemente se presenta, nos seduce y nos muestra mil matices donde algunas se transforman en cicatrices en un te quiero o en una cálida compañía que será un ardiente sol. Pero entre lo inexplicable nunca se debe echar la culpa al destino, simplemente cuando el amor termina hay que dejar que tome sus cosas y siga su propio camino, mientras tanto habrá que seguir buscando respuestas en todo lo vivido.Y como un inesperado desenlace, encontraremos una sentencia que nos mostrará que no hay respuestas que describan ciertamente la verdad sobre el amor. PorRaúl Saucedo [email protected]
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