Somos seres en relación con los demás inevitablemente, siempre, desde que nacemos nos insertamos en un primer equipo que es la familia, y estos de alguna manera coordinan acciones para llevar a cabo el cuidado de quien recién a nacido, así sea solamente su mama con su bebe. Y a medida que vamos creciendo vamos aprendiendo a realizar diferentes tareas ya sea en el hogar para ayudar a mama y papa o en la escuela junto a los compañeros para lograr un objetivo. Cuando entramos en la vida adulta nos encontramos en lugares ya sea laborales o no, donde la coordinación de acciones con otras personas es siempre presente, siempre hay algo que coordinar con otro. Esto es trabajo en equipo, donde todos hacen una parte pero con un objetivo en común.Muchas veces las relaciones y el trabajo en equipo se ven influenciados por quien dirige o lidera el espacio o lugar, colocando su impronta personal según sus vivencias o saberes, y no siempre el clima de trabajo es agradable y cómodo.Lo que aquí quiero presentar es una idea no desconocida, pero si útil de recordar para ponerla en práctica. Quizás no modifique el espacio donde estás, pero aplicando ciertos patrones de conducta basados en valores que fortalecen, te ayudarán a ir poco a poco generando en tu metro cuadrado diario, un clima que tarde o temprano atrae a las personas que manejan los mismos valores y por qué no influir en los demás, que están un poco más lejos de tu metro cuadrado observando cómo trabajás.Para que un equipo fluya y el trabajo sea exitoso, ya sea en casa, la iglesia, la facultad o el trabajo es necesario primero que nada comprometerse, sin mirar lo que hacen los demás o esperando que otro lo haga primero para luego hacerlo yo, comprometerse con lo que se hace genera acción y creatividad, empuja hacia adelante una actividad. Y al comprometer y accionar genera en los demás confianza y esto es un ítem súper importante: confianza. No solamente en sí mismo sino en los demás, confiar en el trabajo y acción de los demás, generar espacios de oportunidades basados en la plena entrega de saber que lo que el otro está haciendo está bien, para que de esa manera, los otros también confíen en mí y en lo que hago, que a su vez fortalece la identidad y seguridad de cada uno.Coordinar acciones es fundamental, hablar y comunicarse entre sí para decidir qué hacer, cuándo, dónde, quién, etc. Ser lo más específico posible para evitar malos entendidos. Y en caso de que los hubiera, la comunicación será la herramienta que lo solucionará todo. Comunicarse para hablar y despejar dudas que generen nuevos espacios de compromiso y acción. Para que esto suceda es importante que haya siempre flexibilidad y apertura de escucha y comprensión, soltar el control que hace que esperemos que las cosas sean siempre de una determinada manera sin ver la posibilidad de mejores resultados con diferentes acciones a las planeadas.La predisposición a ayudar y cooperar con los demás siempre genera lazos de compañerismo y contención, que fortalece no solo las relaciones sino que ayuda a empujar hacia el mismo lado logrando resultados muchos más fructíferos que haciendo un trabajo aislado dentro de un grupo donde están también los demás. ColaboraNatalia de las NievesTerapeuta MotivacionalEn Facebook: RincónDe Luz y Bienestar3764-4366593
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