Juan Alberto Rondan vivió una experiencia única de recorrer el histórico archipiélago de las Islas Malvinas junto a un grupo de estudiantes secundarios de Ensenada (Buenos Aires), quienes optaron por ese lugar para su viaje de egresados, algo poco usual. En su paso por el emblemático punto del océano Atlántico compartió también la travesía con algunos excombatientes y otras personas de todo el país.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el montecarlense explicó que los estudiantes pertenecían al sexto año del colegio Don Bosco, “fuimos con un grupo de excombatientes de Monte Caseros. El viaje a Malvinas de los chicos es algo llamativo, tenían una profesora que era hermana de un combatiente caído en Malvinas entonces por ahí se empezó a gestar esta inquietud por conocer las islas, según relataron”. Rondan también fue impulsado por sus inquietudes y ganas de pisar uno de los pocos puntos de Argentina que aún no conocía, entonces se embarcó en esta travesía para compartir con quienes fueron soldados en la Guerra de Malvinas, además de encontrarse con los estudiantes que buscaban rendirles un homenaje a quienes dieron su vida por un ideal de Patria.“Me contacté con unos amigos que son excombatientes y ahí empezó a tomar forma este proyecto. Se trató de un grupo de 14 -además de los chicos-. Yo viajé en calidad de turista, algunos (exsoldados) iban por segunda vez para recorrer los lugares donde habían combatido y tuve la suerte de que me incluyan en ese grupo e hice todo el recorrido de la parte histórica de la guerra en las islas. Visitamos todos los puertos y los lugares donde hubo combates, fue algo muy emocionante, muy fuerte recorrer las trincheras que hasta hoy se conservan”, relató. Huellas intactasA 35 años de finalizar el conflicto bélico aún existen restos de las armas dispersas por el territorio isleño, “quedaron algunas cosas de los soldados, hasta objetos personales, cosas de higiene, frazadas, rompevientos, las capas que usaron para frenar el frío, cocinas móviles que tenían, incluso hay restos de helicópteros”, indicó el misionero. Sobre los lugares más importantes que pudieron visitar, Rondan comentó que “estuvimos en Puerto San Carlos, donde desembarcaron los ingleses, también donde los argentinos tomaron a un grupo de personas prisioneras, después estuvimos en el faro, se recorren prácticamente todos los lugares donde estuvieron los frentes y donde se desataron los combates aéreos”. El grupo de estudiantes y el misionero pudieron conocer de primera mano las historias de la guerra porque “los excombatientes nos comentaban dónde estuvieron, lo que les pasó, aunque superficialmente porque hay cosas que a ellos les cuesta contar. Por mi parte rescato la historia, una cosa es que te la cuenten acá en el continente, lo poco que se habla en realidad, ya que sabemos muy poco, pero vas allá y palpás la situación de otra forma, con un poco de imaginación podés hasta sentir el clima que se vivía, la geografía del terreno, lo que nuestros soldados tuvieron que pasar”. Muchos años después de la guerra la vida continúa normalmente en la Isla, en ese sentido Juan Rondan comentó que “también recorrí toda la ciudad, fui a los diferentes comercios, restaurantes, caminé mucho… Puerto Argentino no es tan grande como me imaginaba, por suerte hay muchos traductores y varias personas que viven ahí son argentinos, hay unos 35 aproximadamente, entonces el diálogo no fue un problema. Fue así que nos sentimos como si estuviéramos acá y en el trato del isleño no sentí ningún tipo de diferencia y eso que nos identifican muy bien a los argentinos”.
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