De a poco, las familias que residen en la Chacra 150 de Villa Cabello volvieron a ingerir agua limpia. Es que es la primera vez, luego de treinta años de residencia en la Zona Oeste de Posadas, que se realiza el acondicionamiento de los tanques de agua, una lucha que comenzó hace mucho tiempo pero que el Consorcio Barrial y la Comisión Vecinal pudieron lograr gracias a un convenio firmado con el Instituto Misionero de Agua y Saneamiento (IMAS). Todo comenzó a agilizarse después que el vicegobernador, Oscar Herrera Ahuad, visitara la zona y los vecinos le plantearon la triste realidad. “Le mostramos fotografías y hablamos de los 47 tanques que están sobre nuestras cabezas, que son caldo de cultivo para los mosquitos. Pero sobre todo, porque esa era el agua que consumíamos”, manifestó una vecina.Las tareas comenzaron hace más de tres semanas pero las condiciones climáticas adversas hacen que los trabajos se interrumpan con frecuencia. Aún así, están contentos. Esperanzados. Entusiasmados. El consorcio dispuso de una persona que realice el vaciamiento y la limpieza del tanque y el IMAS contrató a dos obreros para la reparación y el revestimiento. Pero antes “nos interiorizamos sobre el material que iban a utilizar para que no sea contaminante, tóxico, porque somos responsables de lo que se haga. Son materiales que se usan en los reservorios de agua. El trabajo consiste en la reparación y revestimiento interno”, señaló la administradora, Lidia González.El interior de los reservorios es de cemento y con el correr de los años se agrietó al punto que se hicieron visibles los hierros, “así que consumimos esa agua herrumbrada. Y como los tanques no tienen tapa, hay hongos, animales muertos, los cuervos que vienen a bañarse. Como tiene compartimentos hay un sector donde el agua se estanca y es ideal para el criadero de mosquitos”, acotó. La “intervención” se realiza en un día “pero es un camino que acompañamos porque de lo contrario sería imposible. El día anterior a la concreción de la tarea hay que llevar un aviso a cada departamento, explicar el trabajo, y que hasta el día siguiente se quedarán sin agua”. Al comienzo los vecinos ofrecían resistencia pero al darse cuenta de los resultados, “te reciben con una sonrisa y el comentario es que ahora toman agua limpia, que tiene otro sabor. El miedo de la gente era que se obstruya la cañería. Se dieron cuenta que los obreros que realizan la tarea son de una empresa seria y que para hacer los trabajos, se toman todos los recaudos”. Cuando se reunieron con el IMAS, “concluimos que el tanque de agua corresponde a un espacio común. Nosotros somos un consorcio de copropietarios, con personería jurídica, tenemos la potestad de intervenir para que la tarea se realice, quieran o no los vecinos. Si no se manda ahora nunca más se hará. Es un bien para todos. Eso es competencia del consorcio. Son 47 tanques y apenas se cubrió la mitad”, sostuvo. González aseguró que “estamos muy agradecidos. Este es un trabajo que sorprende a mucha gente porque para poner las tapas en los tanques, el IMAS los mandó a hacer aparte porque no se pueden comprar ya el tipo de tanque es único. Esto puede durar por otros 30 años. El agua es vital y para muchos es cara para comprar. Probaba hervirla y tenía un sabor horrible, y esto trae una solución grandísima al barrio”.
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