Muchas veces los pacientes nos dicen: “Controlame la espalda porque me pica” y resulta que nos encontramos con erosiones o ulceraciones cutáneas que se ven en ambos sexos, pero más frecuentemente en mujeres muy nerviosas que manipulan la piel de la espalda ayudándose con las uñas, así logran aliviar sus tensiones pero se producen lesiones importantes.Luego acuden preocupadas por las repercusiones estéticas que se ocasionaron ellas mismas dejando como secuelas cicatrices irregulares y pigmentarias, que se observan claramente hasta donde alcanzan las manos.Comienza la primavera y es cuando los cuerpos se descubren y acuden al gabinete muy preocupados porque desean lucir una espalda perfecta.En esa charla previa que hacemos con el paciente le preguntamos la actividad que realiza, su rutina diaria para ver qué sugerencia psicológica le podemos brindar para luego ir a nuestro trabajo específico: mejorar las lesiones residuales pigmentarias y posteriormente reparar las posibles cicatrices.Realizamos higiene en la espalda, aplicamos ácido glicólico en baja concentración y lo dejamos actuar durante 15 minutos, enjuagamos y procedemos a aplicar vitamina E Liposomada, Colágeno para mejorar la reparación celular y le damos emulsión corporal con vitamina A a fin de hidratar y revitalizar la piel. Ocupamos ácido glicólico para que actúe como un exfoliante no muy profundo, los efectos importantes los vemos en la capa córnea que es el motivo principal por el cual acudió el paciente y logramos el desprendimiento de las células superficiales y los restos superficiales. Otra cosa el ácido glicólico también actúa como hidratante, estimula la formación de fibroblastos y la producción de colágeno y elastina facilitando la reparación de las cicatrices.ColaboraElena CacerezEchevarria Esteticista. En Facebook3764362902
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