“Me encanta, no sé por qué pero un día quise aprender, incluso fui a pedir que me enseñen. Leyendo PRIMERA?EDICIÓN conocí el taller que daban en el barrio Los Pinos. Aprendí muchísimo en diversos lugares. Es una pasión, empecé realizando bolsos materos, también aprendí a hacer flores y más adelante fui creando diferentes formas, todo con botellas”, relata María Ester con entusiasmo. Su emprendimiento lleva el nombre de una de sus nietas, Angelina, que “será mi heredera de todo porque ella es la que siempre está conmigo y quiere aprender”. Cuando María Ester comenzó, lo hizo para suplir un tema de salud que la tenía muy preocupada, incluso hoy todavía tiene problemas en las piernas, pero se siente más feliz y cuando trabaja creando nuevas artesanías decorativas se olvida de sus problemas. Ella dice: “Tengo un marido fenomenal que siempre me acompaña, y también tengo que reconocer que toda mi familia me acompaña en mis locuras. Mi gran sueño es poder armar antes de morirme un gran árbol de Navidad en la Rotonda de Posadas. Para eso necesito colaboración de todos, pero se puede porque todo se hace con botellas recicladas”. Un día, un señor le pidió que haga un tren navideño y se animó, “claro que le pedí a mi esposo Eduardo y me ayudó mucho para el armado. Ese tren fue mi orgullo de hace dos años y lo colocaron en el jardín de una casa donde hacían las cenas de Fin de Año”. Ahora, también crea muñecos que tienen el cuerpo hecho con botellas y forrados con telas. Pero María Ester también trabaja con goma EVA, con lienzo, hace almohadones, crea caminos de mesa, todo para adornar las casas. Si bien también trabaja como empleada desde hace años en casas de familia, al mismo tiempo ya dicta talleres para que todas puedan aprender y disfrutar de las manualidades, tanto como ella lo hace. Talleres para emprenderLos martes y sábados, María Ester dicta diferentes talleres en el salón de la Universidad Popular ubicado en Urquiza y Zapiola, lo hace de 14 a 16, y son gratuitos mientras que a ella le ayudan con un pequeño ingreso. “Sigo trabajando en casas de familia y me rebusco para ganar un poco más, pero esto que hago me encanta, es una pasión que tengo y me gusta mucho ver cómo las mujeres aprenden a hacer cosas y luego no tienen que depender del marido. Muchas pudieron recuperar su autoestima sintiéndose útiles y ven que pueden lograr cosas lindas. Tuve tres casos de mujeres maltratadas por sus maridos, una de ellas incluso mejoró la relación y un día vino el esposo a verme porque él cambió al ver que su esposa estaba mucho mejor de ánimo. Esas cosas me hacen muy feliz porque el problema económico es muy serio y las mujeres no saben cómo salir adelante. Esta es una buena oportunidad porque aprenden y luego ya venden sus trabajos”.Ella tiene cinco hijos, cuatro nenas y un varón adolescente, así que es ama de casa también. Incluso da otras clases de reciclado, todos los jueves en la escuela ubicada en Tucumán y la avenida Corrientes, de 18 a 20. Y para quienes deseen contactarse con ella pueden buscarla en Facebook como María Ester Valenzuela o llamar a los teléfonos 3764-724630 o al fijo: 4463981.
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