El gobierno de Mauricio Macri extendió a los jueces de la Corte Suprema, empresarios, sindicalistas y dirigentes de diferentes sectores el convite que en un principio se había cursado a los gobernadores para la reunión del lunes a la mañana en el Centro Cultural Kirchner. Tras los buenos resultados electorales, el Gobierno decidió ampliar la convocatoria, que se había anunciado antes de los comicios, y ayer el ministro Frigerio, uno de los hacedores de las negociaciones con los mandatarios provinciales, anunció que lo que se propondrá en “un acuerdo de gobernabilidad”. De esta forma, el evento devino en una Cumbre dirigencial que involucra al sector público y al privado y de la que se espera que sirva de plataforma para las reformas estructurales que impulsa el macrismo. Si bien en su discurso del día después de las elecciones Macri expresó su intención de lograr acuerdos en las áreas “laboral, impositiva, previsional y política”, se estima que el lunes se dejarían de lado los aspectos más conflictivos del programa macrista, como la reforma laboral, que recuerda el triste fin del gobierno de la Alianza y genera tensiones en el sindicalismo. El plato fuerte del encuentro, según definió Frigerio, será el acuerdo para bajar impuestos. Sin el énfasis del estadounidense Donald Trump, que hace una semana anunció la baja impositiva “más importante de la historia” de su país, Macri se juega a lograr que todos los presentes se pongan de acuerdo en que “no hay más margen para aumentar los impuestos” y le pongan la firma a una serie de “acuerdos básicos de gobernabilidad”. La fuerte presión impositiva y las numerosas distorsiones de un sistema tributario regresivo hacen que la idea motriz que se propone cuente con viento a favor. “No podemos vivir siempre de fiado”, sentenció Frigerio al definir los objetivos del pacto “de apuro” que se busca celebrar bajo el influjo de un triunfo electoral. La frase, empero, no parece la más adecuada contando que, en sus primeros 21 meses de gestión, el gobierno de Cambiemos generó un nivel de endeudamiento récord, que ya llega a los 100 mil millones, y se proyecta hacia adelante a razón de 35 mil millones de dólares anuales. Se entiende que con la generación de esta hipoteca que deberá pagar todo el pueblo argentino, se necesiten medidas para garantizar gobernabilidad a futuro. No queda claro, sin embargo, el sentido de la reforma tributaria que se impulsa, que se presenta con medidas aisladas y no en el marco de un plan integral. Se habla en voz alta de estos acuerdos de cúpulas, pero se silencian medidas de ajuste permanente como los recortes en la salud y educación.
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