O cupar roles que no nos corresponde no solo nos afecta psicológicamente sino que crea disfunción y malestar en toda una familia. Muchos de los conflictos en los hogares se deben a esto. Aquí te presento algunos ejemplos.Los padres no son amigos de los hijos, son nada más que padres, tienen relaciones de confianza y comprensión, pero no en una relación lineal como lo sería una amistad con personas ajenas al núcleo familiar. Esto es importante saber, ya que muchas veces en esta búsqueda de confianza con los hijos vemos padres que los involucran en cosas de adultos, y que aún no están listos para sobrellevar situaciones familiares o de los padres, e incluso nunca lo estarán porque justamente son hijos y los hijos nunca pueden llevar la carga de elegir estar de un lado o del otro, ya que para el sano crecimiento emocional es fundamental contar con los dos padres sin sentir rechazo por ninguno de los dos.Para que se entienda podemos tomar el ejemplo de la educación: antes que estudiar en la facultad necesitamos una preparación en la secundaria y antes de esto hacemos la primaria y antes de esto aprendemos a socializar en el pre-escolar, no podemos aprender a multiplicar sin antes haber aprendido a sumar, e incluso aprendido los números… todo tiene su tiempo, su momento y su preparación. Y siempre estaremos un paso atrás del profesor que nos enseñó, aprendiendo diferente y entendiendo diferente.Involucrar a los niños en los asuntos de grandes contándoles las intimidades de infidelidades, maltrato y demás por parte de alguno de los padres, no solo generan estrés y estados de ansiedad y hasta depresión, que luego no saben de donde surgen. Creamos estados de rechazo y enojo hacia uno de los padres que en la vida de un hijo es pilar fundamental para el sano crecimiento del ser humano. Un padre puede ser mal esposo pero no siempre mal padre, evitar comentarios desafortunados frente a los hijos coopera con su salud emocional. Evitar quejarse uno del otro con los hijos es una conducta que no solo delata madurez sino comprensión y cuidado.Por otro lado, existe un orden jerárquico que es importante comprender: Primero están los padres, luego los hijos y luego los nietos y bisnietos y así sucesivamente. Quien da es el que nació primero, reclamar a los hijos por lo que se les da es crear una deuda que los ata inconscientemente de por vida sin darse cuenta que luego cuando no se van de la casa no comprendemos su falta de motivación a lograr algo que a ellos los lleve hacia adelante y no hacia una deuda que va para atrás. Los padres dan, los hijos reciben, esa es la ley de la vida. Y esto no reprime el agradecimiento que tienen los hijos hacia los padres por lo recibido, el agradecimiento viene de un dar desinteresado y gratuito y no de un reclamo o espera de retribución, los dos son hechos que desencadenan de dos situaciones diferentes valiosas de comprender.(Continuará)ColaboraNatalia de las NievesTerapeuta MotivacionalEn Facebook: RincónDe Luz y Bienestar3764-4366593
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