Satyananda decía que el propósito superior de nuestra práctica de Yoga consiste en integrar todos los componentes de un ser humano para lograr la unión profunda con uno mismo, como primer paso hacia la integración armónica del individuo con su entorno y desde allí experimentar la unidad con el Cosmos, con la totalidad.Precisamente, la visión del mundo que emerge de las ciencias modernas es ecológica, y la percepción ecológica en su nivel más profundo es percepción espiritual, como dice el físico austríaco Fritjof Capra, porque la visión ecológica es holística y más: ve las cosas como totalidades dentro de totalidades mayores; es una percepción de la interconexión e interdependencia fundamental de todos los fenómenos y de su integración en el Cosmos.Luego nos explica que la teoría de sistemas es la formulación científica de esta visión, que en el nuevo paradigma las propiedades de las partes sólo pueden comprenderse a partir de la dinámica del todo, y más aún: lo que llamamos parte es una configuración en una red inseparable de relaciones; no hay partes aisladas. Con este pensamiento sistémico los ecologistas profundos ven a los seres humanos como una parte intrínseca de la naturaleza, “como hebras en el tejido de la vida”.Y esto no es nuevo. “El pensamiento del nuevo paradigma en la ciencia tiene estos paralelos sorprendentes con las tradiciones espirituales y la sabiduría de Oriente”, observa Capra, señalando que la idea del ser humano como microcosmos que refleja el macrocosmos viene de una tradición muy antigua. Tanto el Vedanta como la mecánica cuántica describen una Creación inteligentemente diseñada, donde todo lo que somos y todo lo que nos rodea está creado y sostenido por el “orden implicado”, el “campo unificado” y el “orden estratificado”; de modo que todo lo que pensamos y hacemos traerá, inevitablemente, una consecuencia en nuestro entorno, que en el Vedanta es la Ley del Karma: “Toda acción traerá un efecto”.Partiendo del Vedanta, Capra también recuerda que el Jñana Yoga, el Yoga del conocimiento, busca trascender la propia naturaleza en procura de acceder a la energía cósmica indescriptible, más allá del espacio y del tiempo, que hace que todo se expanda, crezca y se transforme. La física moderna la llama “energía cuántica” o vibración con información inteligente.En esta comprensión del Universo como un Todo, la naturaleza de la realidad es un proceso creativo e interconectado en el que nada puede ser entendido en sí mismo sino por su pertenencia a la infinita danza de la Creación, el Nataraja: la danza del Universo de partículas subatómicas del que todos formamos parte. “Como es arriba es abajo”… ¿recuerdan? Y ahora la ciencia moderna lo expresa como similitud de configuraciones, o como decía Bateson: “la pauta que conecta”.Así la ciencia pasa del antiguo propósito de dominación y control al diálogo con la naturaleza, produciendo en lo ambiental las soluciones sustentables; en lo social el pensamiento sistémico ayuda a resolver problemas y hace que el poder pase de la dominación al flujo; en lo internacional el principio de no violencia recurre a la estructura de red, a la cooperación e interdependencia y al enfoque global.Y todos los Maestros de Yoga que hemos citado en estas notas coinciden en que nuestra práctica asidua, al proporcionarnos bienestar y un autodesarrollo integral en cuerpo, mente y espíritu, nos regala un nuevo modo de obrar y de ser para que nuestra conciencia individual pueda experimentar paz y armonía en la reunión (Yoga) con la Conciencia Cósmica, con el Todo al que pertenecemos, en presencia plena, aquí y ahora, en un instante simple y dichoso. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]. 4430623
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