El índice de 1,9 de inflación en septiembre, que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Censos, indica que el resultado anual no se ajustará a las expectativas del Gobierno. La suba desmiente los excesos de retórica del discurso oficial en materia económica, que cuando faltan 8 días para las elecciones legislativas, exagera unos limitados síntomas de reactivación. Con la vista fija en la cita electoral, se amplifican los repuntes en algunos sectores, como la obra pública, mientras se empujan bajo la mesa los temas más preocupantes. La inflación de septiembre, en este marco, actúa como un sinceramiento del supuesto básico del plan económico, la resolución por vía monetaria de la inflación, demostrando que las altas tasas del Central no consiguen bajar sensiblemente la espiral de precios. Lo dijo el economista Claudio Lozano: “No hay tanto éxito como decían que iba a haber, ni es un gran logro un 1,5 de inflación mensual cuando la gestión anterior terminó con 2”. Sin hablar de la caída del nivel de vida de crecientes sectores, o las presiones sobre el mercado de trabajo, aún bajo una mirada ortodoxa, la economía exhibe problemas de fondo que desafían el decorado de positivismo construido por el Gobierno de Cambiemos. El Centro de Estudios de la nueva Economía (CENE), de la Universidad de Belgrano, observó tres graves desequilibrios: el déficit fiscal, el atraso cambiario, y el sobreendeudamiento del Banco Central. “El desequilibrio fiscal es producto de que el gasto primario excede a los ingresos primarios en un 20 a 30% mensual. Si a ello se le suma el pago de intereses, se estima que el déficit total representará en 2017 entre 7 y 8% del PBI. Este bache se cubre con emisión monetaria, pero mayormente con colocación de deuda. Es así que, a lo largo de 2016, la deuda pública total creció en US$ 34.458,6 millones”, subrayó Víctor Beker, director del CENE. El endeudamiento irresponsable, un sello distintivo del gobierno de Cambiemos, desnuda la fragilidad de la postulada reactivación. Dejando entrever -con intención o no- una trama conocida –y sufrida- en el pasado por los argentinos, el CENE exige correcciones y destaca que el país podrá mantener este esquema, únicamente “mientras exista ahorro excedente a escala internacional en busca de oportunidades de colocación”.
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