Señora Directora: Desde tiempo atrás el clima misionero y de toda la región viene cambiando de manera radical. Las fuertes y destructivas tormentas de las últimas dos semanas son una evidencia de esa transformación que no solo nos afecta a nosotros.Lo que ocurre en el Caribe, con huracanes tropicales que se repiten y redoblan sus fuerzas, es también expresión de ese cambio en el que la mano del hombre tiene parte de la responsabilidad. Aunque hay quienes niegan ese razonamiento e insisten en que son fenómenos excepcionales de la naturaleza que se repiten periódicamente a lo largo de la historia. Incluso el presidente Donald Trump ha llegado a calificar al cambio climático como “un invento chino” y se negó a ratificar el último de los acuerdos internacionales suscritos con el propósito de controlarlo y disminuir las emanaciones de carbono.Pero, pese a ese razonamiento, que es común a la mayoría de los sectores del poder económico mundial, parece innegable que existe alguna influencia en el medio ambiente por la desertificación del planeta y una desordenada industrialización, donde el consumo exagerado de los combustibles y otros derivados del petróleo han ganado el mercado mundial.Ante ese panorama cada vez más difícil de afrontar, urge la adopción de medidas que modifiquen el camino que está tomando la humanidad. Porque, en mi parecer, el final de éste nos reserva un desenlace indeseado para la vida sobre la Tierra.
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