Leyendo una publicación de la Fundación Indra Devi descubrimos un relato de Carl Sagan en su famosa serie ‘Cosmos’ de 1980, referido a los astronautas que comentaban haber percibido en el espacio exterior un sonido muy particular que los había sorprendido. Un grupo de científicos decidió reproducir en un laboratorio distintos sonidos para que ellos pudieran identificar el que habían sentido, constatando con gran sorpresa que era muy similar… ¡al OM!Indra Devi nos decía que pronunciar la palabra OM produce gran armonía en el cuerpo y la mente cuando somos conscientes de su significado: sonido sensorialmente inaudible presente en toda la Creación, porque “el OM es el sonido de todos los sonidos y de él está creado el Universo”. También Alan Watts decía que “esta palabra significa el Universo entero”.El maestro Yogananda nos remitía al sabio Patanjali al mencionar el Sonido Real y Cósmico de OM escuchado en meditación, agregando que es la vibración que compone el Universo, es el Verbo Creador en el Principio, es el AUM (OM) de los Vedas, palabra que originó el HUM de los tibetanos, el AMIN de los musulmanes y el AMEN de los egipcios, griegos, romanos, judíos y cristianos.En 1998, los afinadísimos instrumentos de un satélite de la NASA captaron esa vibración, ese sonido sutil del que nos habla esta milenaria tradición: Todo el Cosmos –incluidos nosotros- consiste en vibraciones sonoras llamadas Nada (sonido sutil) y su murmullo es el OM, la vibración primordial.El Nada Yoga es el Yoga de ese sonido sutil y se incluye en el Raja Yoga. En la práctica está precedido por el Mantra Yoga, en el que la voz humana es un recurso físico vibratorio que al cantar determinados sonidos produce un efecto benéfico en la mente y el cuerpo, influye en nuestro estado espiritual y obra como intermediario para que podamos alcanzar una unidad (Yoga) más profunda con la vibración del Universo, con “la música de las esferas” que mencionaba Pitágoras, o con el “sonido de muchas aguas” referido por el Profeta Ezequiel.Ello es posible porque en calma y relajación, en ese estado de armonía interna que es la meditación, podemos llegar a contemplar el sonido del silencio, que no se describe, que se experimenta y que se va volviendo más claro a medida que avanzamos en el sendero del autoconocimiento, siempre con la guía de un maestro. En este sentido, Yogananda relataba que en su escuela los practicantes pronto accedían a “escuchar” en su interior el maravilloso sonido de OM, vislumbrando así un contacto con planos más sutiles. Y esto es Nada Yoga, con cuya práctica buscamos pasar poco a poco desde los sonidos más físicos y externos a los sonidos más sutiles e internos, esos que habitualmente no escuchamos porque nuestros sentidos están siempre orientados hacia el exterior.Una forma de comenzar a practicar Nada Yoga es concentrarnos en la vibración que produce el aire cuando inhalamos y exhalamos, meditando en su sonido y en el de los latidos del corazón, para luego articular silenciosa o vocalmente el mantra OM y poco a poco empezar a descubrir, con el sexto sentido, sonidos internos que desconocíamos y que van revelando su conexión con el sonido primordial del Cosmos.Pero aún sin llegar todavía a niveles tan elevados, nos podemos conectar con las vibraciones armoniosas de la buena música y disfrutar serenamente, con paz y bienestar interior. Por eso, para la vida cotidiana, Mataji Indra Devi nos instaba a disfrutar de la música y cantar, recuperar el canto por el simple gusto de hacerlo. “Canten con la radio” decía. Bueno, con lo que sea, pero… ¡cantemos!Y las clases de Hatha Yoga proporcionan un agradable acondicionamiento psicofísico para acceder a ese estado de calma y receptividad. Disfrutémoslo plenamente, en la hora del ahora, percibiendo algo así como… un levíiisimo sonido… mmm… ommm… relajémonos… Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]
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