Como componente mayoritario de nuestra piel, el agua es hidratante por excelencia. Su aplicación externa contribuye a favorecer la penetración de sustancias hidrosolubles, aumenta la elasticidad, mejora su aspecto y evita el aumento de la temperatura cutánea y mejora su aspecto y, en caso de agua fría, calma la picazón.En cuanto a su ingesta, en la medida de lo posible, lo mejor es beber agua embotellada debido a que el alto contenido de cal del agua de la canilla puede irritar la piel, siendo lo más recomendable el agua de baja mineralización.“Limpiar, calmar, refrescar (especialmente cuando se está sometido a mucho calor), hidratar, proteger e, incluso, fijar el maquillaje en la piel”.Al respecto, una de las últimas novedades en tratamientos de belleza es la utilización de las aguas termales en maquillaje. Se suelen colocar encima del cosmético para fijarlo. De la misma manera que después del peeling para calmar la piel.Programa de hidratación profunda: preparar la piel para antes y después del sol es otra alternativa. La hidratación y nutrición, especialmente en casos de sequedad extrema, son fundamentales para mantener los niveles de humedad y elasticidad de la piel. El frío la afecta, pero también el paso de los años. Sobre todo en la menopausia, donde la piel se vuelve más seca. El empleo de productos hidratantes la mantiene y la protege. El agua es un elemento vital para la belleza y la salud.Una piel hidratada es una piel joven, turgente y elástica que tolera mucho mejor los rayos solares.ColaboraAlba BrandtCosmiatraEn [email protected] 154561642
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