Después de cuatro años de idas y vueltas, "boletazos" varios y problemas con la construcción (de hecho tienen que responder todavía ante el Tribunal de Faltas por haber edificado unos metros no permitidos sobre la avenida), se dio lo que se viene advirtiendo desde hace tiempo: <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/257063/otra-vez-el-grupo-z-experimento-con-los-desinformados-usuarios.html">una completa desinformación que provocó la bronca de los usuarios</a>.Con la puesta en marcha de la tarjeta SUBE pasó lo mismo. Un caos para organizar los lugares de inscripción, luego para retirarlas. Evidentemente no aprendieron a responder a los pasajeros, al menos, con organización. Tal vez el negocio no les sea rentable para implementar una efectiva comunicación con los usuarios. Al punto que las promotoras puestas en la Transferencia ni siquiera fueron provistas de los horarios de los colectivos hacia los distintos barrios, lo más solicitado por la gente. Es que, seguramente, las ganancias se estarían invirtiendo en el “pulpo” Plaza que adquirió recientemente el Grupo Z. Mucha inversión afuera y poco en el monopólico Sistema Integrado Metropolitano.Después, los dramas no dejaron de padecerse como en lo cotidiano. Colectivos cargados con la gente como “ganado” dejaron a decenas de pasajeros sin poder subir, a la espera del siguiente; provocando las demoras que llevaron a muchos padres a no enviar a sus hijos a la escuela; y a muchos trabajadores a llegar tarde a sus trabajos.Esta situación dejó en evidencia que la tan promocionada ampliación de frecuencias, sigue siendo una expresión de deseo.Los pasajeros siguen desamparados frente al poderío Z. Son víctimas de los experimentos improvisados.
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