Señora Directora:En nada sorprende la supina desvergüenza del concejal Francisco Fonseca al justificarse por el haber sido sorprendido por la Policía de Tránsito cuando conducía un automóvil con un alto grado de alcoholemia en sangre: 0,96 gr/l, casi el doble del valor permitido por la Ley Nacional de Tránsito. Sobre todo porque no es solo esa ley la que viola, sino porque evidencia un absoluto desprecio por las mismas normas que como representante de los posadeños respaldó públicamente, votó y facilitó su sanción: la ordenanza de Tolerancia 0 de Alcohol al Volante, sobre la que como uno de sus patrocinadores debió constituirse en un ejemplo.Pero además del descrédito personal a sus palabras, es muy mala la imagen institucional que deja para un cuerpo como el Concejo Deliberante de Posadas devaluado, criticado y cuestionado tras una larga gestión de cuatro años donde se bastardeó la función de ese cuerpo como parte del gobierno municipal y la de los representantes del pueblo que lo integraban. A lo que suma ser la máxima autoridad provincial de uno de los partidos políticos más importantes de Misiones y que integra a nivel nacional la coalición gobernante en la Argentina.Ninguna disculpa es suficiente para el daño que inflingió a la política y a la institución municipal en el que es la voz de un amplio sector de los posadeños. Duele ver cuando algunos de nuestros jóvenes políticos repiten los mismos vicios de quienes los precedieron y dicen vienen a combatir; y cuando llegan al cargo se dejan ganar por la soberbia y la fatuidad, olvidándose que como funcionarios delegados del pueblo su tarea es estar a su servicio para contribuir al bienestar general y la mejor convivencia dentro de una comunidad, una sociedad o una nación.Lo hecho por el concejal radical es inexplicable e indignante, y creo debió haberse disculpado con humildad y modestia, no desviando la atención con una diatriba contra los medios de comunicación. Es cierto, que éstos no son inocentes en sus opiniones, pero eso no atempera esa su irresponsabilidad que pudo haber tenido peores consecuencias que una multa, la inhabilitación para conducir o un gran despliegue en los diarios.Da vergüenza ajena.
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