Las manos son nuestra mejor herramienta de comunicación, a través de ellas soltamos nuestra energía, esa que nuestro propio cuerpo genera y las usamos permanentemente. Roxana Vainstein tiene manos finas, dedos largos y ágiles. Desarrolló de tal manera su sentido del tacto que casi no necesita su vista para crear maravillosos accesorios. Como toda joven, estudió una carrera, se recibió y trabajó como contadora en un estudio contable. Durante nuestro encuentro Roxana recordó: “Era tal mi estrés, tenía tanto trabajo que cuando llegaba a casa no podía dormir. Siempre estaba cansada y mi cabeza no paraba de pensar. Tenía que hacer algo para desestresarme y una amiga estaba haciendo collares, me dijo: ‘¡hagamos!’ y me fascinó”. La vida la trajo a vivir a Misiones y la “causalidad” la puso al frente de la joyería Dayton. Hoy es feliz creando, tiene su propia marca y sus joyas nada tienen que envidiar al joyista de Juliana Awada, por ejemplo. “Me gustan los cristales, uso perlas de río o de vidrio para que tengan peso. Las flores son hermosas y las aprovecho en todas las temporadas, lo que cambian son los colores, más tranquilos en invierno y más intensos en verano”. Cuando conversamos, ella nos transmite su pasión equilibrada, una frescura que seguramente no la tenía cuando comenzó a crear accesorios como labor terapia, “me ayudaba a bajar el ritmo y hoy me puedo mover con mis collares, tiaras, broches, peinetas, con la pasión por crearlas, pero sin estrés. Me inspiran las personas en la calle, las flores, las imágenes y cuando tengo algo en mente me siento y creo. Tengo todo sobre la mesa y voy tomando los elementos a medida que voy creando. Así también tengo muchos que dejo sin terminar porque no hago nada que yo no me pondría”. Es fascinante verla trabajar con tanzas o finos metales solo con los dedos, sintiendo, dejándose llevar desde su interior más profundo, desde el Ser. PorRosanna [email protected]ón fotográfica Miguel Colman.
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