Señora Directora: pEl progreso y crecimiento de las ciudades tienen muchos inconvenientes para sus ocupantes en tanto que requiere modificaciones y reglamentaciones que acompañen a la dinámica urbana. Siempre que ello tenga como resultado la mejora en la calidad de vida de sus habitantes. Son la verdadera esencia de la ciudad. Todo lo que se haga o deje de hacer repercute en ellos. Todos los habitantes de la ciudad somos peatones, aunque nos desplacemos en algún vehículo y somos el eslabón más vulnerable de la cadena del tránsito urbano.Pareciera que el criterio es aumentar las dificultades y los riesgos a los ya existentes, como por ejemplo los carriles exclusivos para el transporte público en las calles Rivadavia y Buenos Aires. Según se dijo para disminuir el tiempo de recorrido, pero sin antes colocar semáforos ni marcar las sendas peatonales en los cruces de calles. Significa que bajar el tiempo es en base al aumento de velocidad y consiguiente riesgo para los peatones. En ambas calles no hay semáforos desde Mitre a Córdoba. La verdad es que esos medios de transporte deberían tener su recorrido sobre calles más alejadas del centro. Caminar por la ciudad ya es complicado, en especial para personas con inconvenientes ambulatorios, en quienes deberíamos pensar prioritariamente: no videntes, discapacitados, ancianos, mujeres embarazadas, madres con niños, etc.; que además deben transitar sobre veredas en distintos niveles o con baldosas rotas o faltantes, a lo que se ha agregado kioscos o mesitas, la exhibición de mercaderías en estanterías y percheros sobre las veredas, que dificultan aún más al peatón. Para las personas normales la dificultad podría ser 5 %, supongamos, pero para las demás la dificultad aumenta por lo menos al 50 % y en algunos casos mucho más.La comunidad está compuesta por individuos, por lo tanto hay que mirarlos a ellos. ¿No podría elaborarse un plan de corto plazo (digamos 2-3 años) para que se reparen todas las veredas en acuerdo, obligatorio, con los propietarios insolidarios, incapaces de hacerlo por sí mismos? ¿Otro de mediano plazo para nivelar al cordón a todas las veredas, comenzando por las de planta urbana? Las pequeñas cosas se transforman en importantes para muchos y pueden ser el comienzo para emprender las grandes y definitivas, para lograr una ciudad agradable, cómoda y atractiva para locales y visitantes, donde el peatón deje de ser el último orejón del tarro.
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