Trabajó durante muchos años en PRIMERA EDICIÓN. El Poder y sus abusos fueron siempre materia de investigación en sus notas, por lo que sorprendió su decisión de lanzarse de lleno al mundo político que tanto cuestionó. Los motivos son interesantes y pretenden instalar un nuevo estándar de discusión y de legislación para Posadas: “Los periodistas estamos formados en la búsqueda de la transparencia, que es lo que falta en la política. Si mantenemos el hábito de sacar todo a la luz, al final es posible que logremos una calidad institucional distinta y, en una de esas, el vecino recupera la confianza en sus representantes y sus instituciones”.Sorprende la decisión que tomaste al dejar el ejercicio profesional del periodismo para meterte de lleno en el ruedo político. ¿Por qué?Durante años ejercí el periodismo, y sobre todo el periodismo político, con algunas investigaciones y algunas ideas claras del funcionamiento formal de la democracia y las tramas que circulan por abajo y que pocos vecinos llegan a ver. Nuestra formación profesional nos adiestra para destapar ollas, que es el aporte que el periodismo le hace a la democracia y a la calidad institucional. Y no es que seamos sabuesos o reemplacemos a la Justicia, sino que tenemos una necesidad profesional de develar lo que está oculto, como el médico tiene la necesidad de curar. Quiero llevar ese adiestramiento al plano institucional y procurar que se hable de todo, pero desde adentro. Es la única manera de que lo que está mal, mejore.En todo el país se produjo el fenómeno de periodistas involucrados directamente en campaña como candidatos. ¿Qué costos personales tiene que estar dispuesto a afrontar?El periodismo y la política son primos hermanos, pero no pueden vivir en la misma casa; por eso, cuando decidí dar el paso dejé de ejercer. Los costos personales son altos porque para el periodista es una elección de vida. Hablo por mí y no por el resto de los colegas que se lanzaron a la política, pero creo que por ética no se puede hacer las dos cosas y tampoco será lo mismo si quiero volver a los medios. Además, hay un costo familiar y hasta económico cuando uno milita en un partido no oficialista. Como contracara, hay soluciones concretas que se consiguen desde la política si se la toma como vocación de servicio, como la tomamos los que integramos el Partido Agrario y Social. Al final, ayudar a los demás es una recompensa en sí misma.¿Qué pasa en la relación de los políticos con los ciudadanos? Desde el “que se vayan todos” de 2001 hasta hoy, parece que nada cambia en ese vínculo… Es cierto. La gente está pichada con los políticos y mete a todos en la misma bolsa por decepción generalizada, y con justas razones. El enriquecimiento ilícito de los políticos que proviene de la corrupción es el huevo de la serpiente que pudre todo. Los que nos metemos en política tenemos que esforzarnos mucho por mostrar quiénes somos, qué pensamos, cuáles son nuestros bienes, cómo los conseguimos. A la vez el vecino, el ciudadano, tiene que exigir al político que explique todo, que muestre todo. Al que es oscuro, al que no trabaja, al que llega y desaparece del mapa, al que de golpe es millonario con un sueldo público o al que se autocontrata a través de empresas y testaferros, que no lo vote nunca más. Solo un sistema de premios y castigos puede mejorar la calidad de las personas que llegan a los cargos.Sos candidata a concejal de Posadas. ¿Qué temas te motivan para este desafío?El transporte urbano y sus abusos es uno. Al Grupo Z le veo los hilos y creo que el Concejo tiene que recuperar su dignidad y su rol de contralor. No pueden seguir excusándose en los superpoderes del intendente y del monopolio para no hacer nada. También quiero legislar para que los ciudadanos tengamos real control público sobre las gestiones. Política de gobierno abierto con todos los datos de ejecuciones presupuestarias, partidas, recaudación, gastos, compras, licitaciones, proveedores, todo en la red y a un solo click del ciudadano. Y la posibilidad de recuperar el sentido común en el plano institucional. A veces una ve problemas y dramas que no parecen de difícil solución, que son básicos, pero resulta que nadie hace nada, como las fallas en la recolección de residuos, los baches, la falta de iluminación pública, la poca limpieza de espacios verdes o el caos en el tránsito. Si nos dejamos estar nos comen los piojos. El concejal está para poner en agenda todo el tiempo estos temas, esa es la verdadera representación que debe ejercer. Pero hoy el vecino se tiene que arreglar solo, denunciando en redes sociales y rogando que llegue la campaña para que empiecen a aparecer las respuestas. Yo quiero cambiar esa ecuación.
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