Hola queridos amigos. Hablábamos la semana pasada de cómo hacer o cómo ser para subir al cielo y este ascender es tan apasionante que muchas veces nos vemos tentados a querer arrastrar a otros en él, especialmente cuando esos otros son los que amamos. Pues déjenme decirles algo, si lo hiciéramos, estaríamos incurriendo en un error pues arremeteríamos contra Leyes Universales, específicamente sería la de no respetar el libre albedrío y los tiempos del otro. Por todo esto propongo ser como los ángeles ya que podemos, cuidar, proteger, guiar al igual que ellos, o como Jesús y mostrar con nuestro accionar cómo debemos ser; solo así el corazón aprende, ya que si las palabras van en desacuerdo con nuestro ejemplo, todo aquello que queramos transmitir, dada la incoherencia, desviará o retrasará su evolución. Si ustedes leyeran los Evangelios, entre líneas observarán que Jesús jamás sanaba si antes no le fuera solicitado, solo hablaba a sus seguidores, o sea a aquellos quienes lo querían escuchar; podrán ver en todo su accionar el respeto absoluto al libre albedrío del otro. Y esto ¿por qué? Preguntarán ustedes; y es porque no se debe interferir en la evolución de nadie, ya que al hacerlo, lógicamente, descendemos en la nuestra. Las cosas tienen que ser cuando tienen que ser, ni antes ni después. No hay que apresurar los plazos, todo tiene su tiempo y su momento. No debes abrir puertas que estén cerradas, ni ignorar las que se te abren. Todo tiene su curso, desgaste de energía es remar contra la corriente. No abras paquetes cerrados, no sea que al no estar dirigidos a ti recibas lo que no te corresponda. Recibe con alegría lo que Dios a través de la vida te manda, sin elucubrar las posibilidades que no fueron. Sé generoso con lo que te toca, bueno o malo es para tu aprendizaje. Respeta los plazos y los límites, si están, son para ser acatados. No bebas la copa ajena, cada cual debe beber su propio elixir o su veneno por él elaborado. No te corresponde a ti desatar nudos ajenos, ni grandes ni pequeños; cada uno los fue atando con su propio entendimiento y debe destejerlos para su crecimiento. Si tú en tu afán de ayudar los quieres desatar, lo privas a él de ascender, con lo que tú por consecuencia desciendes. Sólo sé puntal donde en ti se puedan apoyar. A la luz de tus consejos, si te los piden, podrán avanzar. Con tu andar y tu quehacer muestra a los otros cómo hacer, cómo caminar; en definitiva, como amar. No transitar caminos ajenosNo tocar lo que no es dado a hacerlo,no beber lo que labios no deben absorber,no transitar por senderos ajenosporque al hacerlo se vuelven espinosos. Camina por el camino único del Amor ilimitado y corre descalzo sin temor a estropear tus pies. Elévate por sobre el devenir y tu campo de visión se ampliará, Tu óptica dejará de ser direccional Al convertirte en un ser adimensional y desde allí sí, podrás iluminar a todo aquel que te quiera emular. ColaboraGraciela del CarmenZaimakis de AbrahamEscritora
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