En una provincia donde el dengue y la leishmaniasis están presentes, sumado a casos de zika en la región donde está inserta, el Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMET) vino a generar esperanza en los avances de la ciencia, tanto en prevención como en el tratamiento de las enfermedades, en zonas como la misionera.Sin embargo, desde hace tres años, la obra del INMET en Puerto Iguazú está paralizada y no permite el normal desempeño de los objetivos impuestos al personal.El moderno edificio planificado por la Nación y Misiones está en el predio de las 2.000 Hectáreas. En 2011, se estimó una inversión de 56 millones de pesos del Ministerio de Salud de la Nación. Los fondos prometidos no llegaron en el último año de la presidencia de Cristina Kirchner ni tampoco en la gestión Mauricio Macri. El año pasado, por primer vez, el Gobierno nacional manifestó su intención de seguir con la construcción.Según estimaciones realizadas por el presidente del IPRODHA, Santiago Ros, a los diputados de la comisión de Presupuesto de la Legislatura misionera, se necesitarían 200 o 250 millones más para “dar forma a la obra”. “El INMET es una obra muy grande y compleja, para muchos parece una escuela grande, pero todo lo que está en su interior es muy caro. Los laboratorios requieren de sistemas de ventilación especial, aislamiento específico para evitar la propagación de bacterias, el control ambiental es muy complejo y eso hace que su construcción sea muy cara”, indicó Ros.Ahora, después de tres años y dos gobiernos en ese lapso de tiempo, podrían llegar unos 17 millones de pesos necesarios para que los trabajadores se puedan mudar del Centro Integrador Comunitario de Puerto Iguazú, ubicado entre las calles Neuquén y Jujuy, hacia el nuevo edificio. Misiones y Argentina merecen contar con un INMET en marcha.
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