Leer libros en la juventud es como mirar la luna desde el patio y leer libros en la ancianidad es como mirar a la luna desde una terraza abierta.Esto se debe a que la profundidad de los beneficios de la lectura varía en proporciones por la profundidad de la experiencia de cada uno.Sólo quien sepa leer los libros sin palabras (o sea, el libro de la vida misma) puede decir cosas que sorprendan por lo bellas y sólo quien comprenda la verdad, difícil de explicar con palabras, puede captar la más alta sabiduría.Hablar con amigos cultos es como leer un libro raro; hablar con amigos poéticos es como leer poemas y prosa de distinguidos escritores; hablar con amigos que son cuidadosos y de conducta apropiada es como leer los clásicos de los sabios; y hablar con amigos ingeniosos es como leer una novela o un cuento.Es cierto que hay sentimientos sumamente poéticos al mostrar a los amigos un retrato obtenido de tal o cual lugar. Son viajeros atados al reloj y al calendario cuando salen de ellos.En primer lugar el verdadero motivo debe ser el de viajar y perderse y ser desconocido. Más poéticamente podríamos decir que es el de viajar para olvidar. Existe una excitación mayor la de sentirse explorada en la selva, reducida a sus propios medios.Un buen viajero sabe dónde va y un viajero perfecto es el que no sabe de dónde viene. Es probable que este viajero no tenga un solo amigo en una tierra extraña. "No estimar a nadie en particular, estimar a la humanidad en general".No tener un amigo particular es tener a todos por amigos. Algunos comentan sus viajes, otros discuten ocurrencias de la nobleza y de los demás países.Se entabla una excitante conversación en que cada uno trata de superar a los otros -¿y usted qué dice?, si estoy gozando de las muchas cosas bellas y sabias que ustedes están hablando.HaikuNada me apura.Blanco contemploel vuelo de la grullaColaboraAurora Bitó[email protected]
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