Este jueves se cumplen cinco meses del cierre del complejo termal de la Capital del Monte. Problemas en la bomba que extrae el agua del acuífero fue el inconveniente que complicó su apertura como atractivo. Así, los intentos por fijar al espacio, producto de una importante inversión, como destino turístico distintivo, sufrió una vez más un revés. Preocupación y desazón son las sensaciones que se fueron potenciando en referentes del sector en la ciudad. Y hasta ahora seguirá sin cumplir con la función para lo que se pagó millones, que es ser un atractivo turístico de la zona. Luego de varios intentos y gestiones por recuperar el complejo, el Consorcio integrado por la Municipalidad de Oberá y la Cooperativa Eléctrica local (CELO) firmaron un convenio con la Facultad de Ingeniería para que profesionales técnicos determinaran estado de cañerías que fueron extraídas del pozo. En conferencia de prensa, realizada en la alta casa de estudios, se dieron a conocer alcances de los estudios realizados.Con la presencia del presidente del la CELO, Rafael Pereyra Pigerl, el intendente a cargo Ariel Cháves y el Decano de la Facultad, Sergio Katogui, entre otras autoridades, expusieron datos recabados. Los referentes del consorcio coincidieron en la importancia de la tarea, para saber con exactitud y gracias al trabajo profesional, situación actual, para establecer pasos a seguir.El ingeniero Gabriel Tarnoski, integrante del grupo de profesionales, explicó “se trata de caños que tienen aproximadamente 15 años de vida, estamos justo a 12 años como para hacer un plan de cambio de los que están más corroídos. Son 350 metros de tubería, no todo están en la misma condición de corrosión, hay muchos que se pueden reutilizar, pero habrá que evaluar un poco más”.En manos del ConsorcioSobre las posibilidades de utilizarlos de manera provisoria para recuperar el atractivo el profesional consideró “eso decidirán las autoridades, como técnico puedo decir que estos caños hay que cambiarlos, los que están más corroídos”. También surgió la necesidad de evaluar el encamisado. En tal sentido Tarnoski coincidió en que sería oportuno hacerlo. “El encamisado habría que analizarlo también, sobre todo por el tiempo transcurrido. Es una evaluación que demora más de tiempo. Hay que bajar una cámara o instrumento de medición, a 350 metros, en el agua que está a 60 grados”, a la vez que aclaró que seguir operando en las condiciones actuales podrían provocar la pérdida del pozo.En cuanto a posibilidades explicó que “hay muchas alternativas en cuanto a tuberías, todas tienen un costo mayor y vida mayor. La diferencia entre 2 y 6 veces más caros de las actuales”.Más estudios El consorcio coincidió en la necesidad de hacer estudios más profundos para establecer la situación real y en función a ello su sustentabilidad. “La corrosión se acelera en este tipo de agua que se multiplica por la alta temperatura, en cualquier emprendimiento de este tipo se dará el mismo problema, es una característica del agua del acuífero que se transforma en problema si no se toman precauciones”, subrayó el ingeniero.Lo cierto es que pasaron cinco meses y no se consiguió solucionar el problema. “Habría que decidir qué queremos, si apostamos a un desarrollo turístico no puede pasar esto. El municipio debe decidir qué política turística quiere. Semejante inversión para llegar a este momento, en doce años no se pudo consolidar el atractivo”, agregó un operador del sector.
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