El básquetbol de Misiones atraviesa un momento de transición en el que se observan acciones que apuestan al crecimiento. En ese avance, no solo los clubes trabajan para lograr el mejor rendimiento dentro del campo de juego, sino que también esa intención de mejorar está también en los responsables del arbitraje, una tarea siempre polémica y difícil de llevar adelante en cualquier disciplina deportiva.En una etapa de actualización constante, en la que muchos conceptos se van adaptando a los cambios del juego, el último fin de semana Posadas fue sede de una Clínica Regional dictada por el Alejandro Amiconi, director de la Escuela Argentina de Árbitros de Básquetbol, en la que participaron aproximadamente 60 jueces del Nordeste. Junto al titular nacional llegó Héctor Wasinger, uno de los árbitros más conocidos de esta parte del país que hoy actúa como Director Regional-NEA y también analizó el presente de esta exigente tarea.Con una personalidad que denota su capacidad de enseñanza y la pasión por el arbitraje, Amiconi recibió a DE PRIMERA en el hall del hotel donde se alojaron y compartió conceptos muy claros de la realidad de ser árbitros hoy.¿Cuál es el nuevo concepto?Se toma el lineamiento FIBA. Hay que empezar a erradicar el árbitro reglamenarista para pasar al conductor. Hay que conducir el juego de acuerdo al espíritu de la regla, no la literalidad de la regla. El básquetbol es un juego de contacto y todo contacto no es falta. Hay que permitir fluidez a la hora de controlar el juego, generar vínculos empáticos y estables con entrenadores y jugadores, sentir cuando hay sanciones que uno genera y molestan a jugadores. Pero no porque el entrenador se enoje porque le cobrás algo con lo que no está de acuerdo, sino porque hay decisiones antipáticas. Hay que evitar ese tipo de decisiones. Eso sería ser un árbitro conductor. Debe convivir con el error, tolerarlo y hacer que ese error sea creíble, casi por la credibilidad de uno mismo. Esa es la nueva propuesta del arbitraje de hoy.Pero a la hora de aplicar criterios, hay una linea difícil de seguir y conformar a todos…La convivencia entre el entrenador y el árbitro es fundamental. Hay una línea delgada, pero hay que intentar transitarla. Al ser un deporte de contacto podemos hablar de cortinas, de posteos, de reglas de disciplina, todos tópicos bien detallados. Y hay una sola forma de sancionar esas situaciones de juego y es acordando criterios con los protagonistas. Pero después es como todo, hay que ver si al árbitro le sale.¿Qué les reclaman el DT o los jugadores en su accionar?Piden varias cosas. Hay dos tipos de protestas en líneas generales. Por un lado está el que no quiere que le cobres lo que él cree que es correcto porque está enojado con el juego en ese momento; y por otro lado están las protestas hechas con razón. En esas protestas razonables uno debe pegar una ojeada más al juego y tratar de corregir el error. Lo que piden el entrenador y jugador es que los respeten. Y uno los respeta escuchándolos, atendiéndolos, no maltratándolos. Tiene que haber un pequeño diálogo entre árbitro y entrenador o jugador que haga a la fluidez del juego.¿En cuánto tiempo se forma un buen árbitro?Todo siempre basado en la subjetividad, con el tiempo vas a tener súper árbitros o árbitros que siempre irán a velocidad crucero porque sus condiciones tiene límites. El árbitro se forma en relación directa a la cantidad de partidos que arbitra, no se forma en las aulas, se forma en la cancha. La complejidad de la competencia y resolver problemas de juego ayudará a su crecimiento constante. Donde hay buen básquet vas a tener buenos árbitros y donde hay buenos árbitros vas a tener mejor básquet. Un árbitro tarda en formarse o en adquirir las herramientas en dos años, pero después deberá crecer desde la práctica. Ahora, ¿cuándo madura un buen árbitro? Yo creo que no antes de los 35 años. Entre los 29 y 35 va a estar casi armado completamente, pero va a tener algunas fisuras emocionales que después de los 35 ya no aparecen, porque se logra la capacidad de anticipaciones a las acciones. Y ahí está la diferencia, un buen árbitro resuelve problemas, pero un gran árbitro se anticipa a los problemas que después ya no tendrá que resolver.¿Cómo observó a los árbitros de Misiones?Creo que hay mucho para mejorar, pero hay gente para trabajar y eso es importante. Hemos visto dos árbitros que me parecieron interesantes. Uno es Isaac Villalba, tiene presencia, altura y la condición física. Además toma buenas decisiones. Es un buen proyecto. Y el otro es Olmedo, que toma buenas decisiones y se nota que tiene experiencia, pero le falta mejorar la parte física.¿Cómo debe manejar el árbitro la presión del público?La recomendación es focalizar y dirigir hacia adentro de la cancha, no para afuera. El público es un agente que genera estrés si uno lo atiende. La recomendación es no escuchar. De todas formas, hay una directiva estricta de controlar y tratar de educar al público, sobre todo a los padres de las categorías formativas. Lo charlamos con el Tribunal de Disciplina y es la manera que debemos trabajar de ahora en más para poder mejorar todos en un espectáculo de básquet.Tres días de seguimientoLa visita de Amiconi y Wasinger se extendió por tres días. Bajo la coordinación de Laura Sumariva y la Escuela de Árbitros de Posadas, hubo cerca de 60 participantes de la Clínica para Árbitros y Comisionados Técnicos. “Esta fue una primera convocatoria y creemos que fue positiva. Hay buenos proyectos y ganas de mejorar. Antes de fin de año la idea es volver para observarlos y apuntarlos para seguir mejorando”, reveló Wasinger, responsable de la Región.
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