Años de experiencia, de sumar anécdotas y, por sobre todo, de amor a su terruño movilizan cada día a Mirta Bianchetti de Castillo, una docente que pone a la tierra colorada en letras y que presentó, el sábado por la tarde en Campo Grande, dos nuevas obras: “Del Interior 2. Cuentos Regionales” y “Del Interior 3. Cuentos Regionales”, en las instalaciones del Centro Cultural Misionero y Guaraní de esta localidad, en el marco de la Fiesta Provincial del Docente.Sencilla, agradable y extrovertida, Bianchetti de Castillo se confiesa muy creyente y devota de Jesús y María, a quienes acude en momentos de aflicción, obteniendo siempre respuestas a través de sueños. Y subraya que ama la vida, a su esposo, a sus hijos y nietos, por quienes está muy agradecida a Dios, además de por todo lo que la vida le brindó hasta el día de hoy.En 2007 presentó “Del Interior 1. Cuentos Regionales”, diez años le llevó este nuevo trabajo, que llega por partida doble, sobre el que expresó a PRIMERA EDICIÓN que “lo había prometido, era una deuda conmigo misma, mi entretenimiento favorito es escribir historias reales o imaginarias, relacionadas con mi entorno, recolectando episodios que amigos o conocidos me relataron y adaptarlos a mi manera, que los incluyo en este libro, sencillo como su lenguaje, con personajes típicos de la zona, teniendo como escenario la selva, el campo, un pueblo, un arroyo”.Y son muchas las memorias a las que esta maestra de alma puede recurrir. Es que nació en el paraje El Tigre, Campo Grande, el 30 de octubre de 1940, como la menor de cinco hermanos. Hasta los once años vivió en una chacra distante a cinco kilómetros de la zona urbana, donde a pesar de su corta edad y como si fuera un juego realizaba tareas domésticas.Unos 5 mil metros la separaban de la Escuela 150, hasta la que caminaba todos los días, muchas veces enfrentando grandes peligros, perros rabiosos, vagabundos, serpientes, pero el deseo de aprender y el afecto por sus maestras y compañeros era más fuerte. “Tuve una infancia feliz”, asegura.Hasta que la familia se mudó al pueblo, porque era la única posibilidad de estudiar. Al terminar la escuela primaria continuó sus estudios en Aristóbulo del Valle, luego regresó a Campo Grande. Siendo docente en la Escuela 459 se dispuso a escribir cuentos regionales, que leía a sus alumnos, quienes eran su jurado. Así nacieron sus primeros relatos, cuyo principal objetivo era “emitir un mensaje conservacionista del lenguaje propio del interior, en especial de las zonas rurales”. “Me emociona saber que mis trabajos son aplicados en muchas escuelas del pueblo y de la provincia, ya que para quien escribe la mejor evaluación es la de los niños. Agradezco a los docentes que me invitan a sus establecimientos a dar charlas o pequeños talleres literarios para que sus alumnos me conozcan, ellos creen que los escritores están fallecidos, entonces, qué mejor que revertirlo conociéndome en forma directa. Agradezco a mi familia, a amigos que insistieron con que publique este libro y así con mucho esfuerzo lo estoy logrando y hay otro esperando su turno. Deseo desde lo más profundo de mi corazón, les agrade, que los niños le lean a sus padres y abuelos, que los padres lean a sus hijos, que no se pierda la costumbre de leer, en especial cuentos de nuestra zona, con personajes mitológicos y reales, pero historias al fin”, remarcó la escritora.Asimismo, dio las gracias “al intendente, Carlos Sartori, por el apoyo en la publicación de estos libros, a ‘Annie 626’, que ilustró algunos cuentos, a mi familia, mi esposo Mario, a mis hijos Jorge y Myrian, a mi yerno Eusebio, a mi nuera Karina, a mis nietos Martiniano, Magdalena, Benjamín y un muy especial agradecimiento a Lautaro, quien compaginó y organizó cada página de los libros. También a mi hija del corazón, Nidia, a mis primos, sobrinos, ahijados y amigos”.Y dedicó su obra “a los docentes de las escuelas primarias, secundarias y terciarias de Campo Grande, Aristóbulo del Valle, Oberá, Posadas, Montecarlo, Jardín América, donde mis cuentos son aplicados en las aulas. Las familias y amigos de mi comunidad por su eterno aliento y por sobre todo a Dios y María Santísima por inspirarme historias fantásticas”.Es que, a pesar de estar jubilada, no olvida su profesión, visita escuelas entregando cuentos y participando de las maratones de lectura y su hogar es un espacio al que jóvenes universitarios y docentes llegan en busca de información sobre los antecedentes históricos del pueblo. Mucho más que un ejemplo.
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