Todos estamos y somos debido a la poderosa atracción sexual que nos guía estableciendo un sujeto de atracción, hombres y mujeres se diferencian no solo en su fisonomía y cuerpo, sino en su olor, su forma de pensar y sentir.La atracción sexual nos lleva a hacer una de las más poderosas y complejas asociaciones básicas; la de pareja que son “unidades de funcionamiento” para generar nuevos seres (perdón por el término aséptico y desamorado).Actualmente y por toda la historia las relaciones básicas de pareja se están modificando, observándose dificultades para mantener estas sociedades conyugales, desarmándose con más frecuencia (divorcio o separación).Una causa importante para la separación de parejas es que la sociedad ya no ejerce la presión de siempre para unirlas, está erosionada esa tensión para que sigan juntos “lo máximo posible”. Si antes divorciarse era una marca de vergüenza o estigma, hoy en día no lo es; si antes la mujer dependía económicamente del marido por lo que debía quedar “pegada” a él, hoy no es así; si antes la mujer era sometida por las buenas o a los golpes del marido para servirlo, hoy no es así; si antes la iglesia presionaba con su “autoridad moral”, hoy la ha perdido.Al disminuir las presiones sociales, la unión de parejas pasó a depender mucho de la forma de pensar y sentir de cada uno de los cónyuges. Hombres y mujeres piensan y sienten distinto, por lo que la adecuada aceptación y complementación mutua en su pensar y sentir, hará persistir o no una pareja.Las “variaciones emocionales” entre el hombre y la mujer determinarán cómo se forma y si continúa la pareja, estas variaciones comienzan desde chiquitos donde las nenas viven en un mundo emocional diferente al varón.El varón prefiere jugar a guerrear y luchar, a armar y desarmar objetos, es más rudo y bruto; en cambio las nenas son más afines a juegos tranquilos como el de “mamá” en casa, son suaves y cariñosas.Las nenas hablan antes y mejor que los varones, expresan mejor sus sentimientos, ellas son más hábiles para interpretar reacciones emocionales, son menos agresivas, a los trece años ya muestran tácticas emocionales como el aislamiento.Los varones hablan menos, son más concretos, más competitivos, la interpretación de los estados emocionales propios y ajenos puede pasar desapercibida por años, a los trece años el varón es más agresivo, más discutidor y enseguida pelea. Las nenas con sus juegos forman parte de una red de relaciones, valorando y buscando la conexión emocional, volviéndose expertas en interpretar señales emocionales verbales y no verbales, en expresar y comunicar sentimientos, son más “empáticas”, y a medida que avanzan en la escuela primaria se vuelven más expresivas emocionalmente.El varón se considera a sí mismo más autónomo e independiente, en parte solitario, habla más de “cosas”, minimiza las emociones que se relacionan con la vulnerabilidad, la culpabilidad, el temor y el daño, es poco “empático”; al ir avanzando en la escuela primaria se vuelve menos expresivo emocionalmente. Por estas razones las mujeres llegan al matrimonio administrando e interpretando mejor las emociones, son más sensibles a los problemas y se interesan en establecer una buena comunicación, buscando hablar profundamente de las cosas o intimidad, aunque quejándose más, son más sensibles y detectan rápidamente los cambios emocionales de su pareja.Los varones llegan menos preparados al matrimonio para entender la importancia del lado emocional, son básicamente más optimistas por eso no les interesa hablar en intimidad, se quejan menos e intentan esquivar toda discusión de temas conflictivos en la relación, acentuando con el tiempo su silencio para estas cosas, son más lentos en detectar cambios emocionales de su pareja.Un elemento que destruye la convivencia en pareja sana, es la crítica áspera con desdén o disgusto destructivo sobre el otro, en forma continua y cada vez más intensa; estos son ataques que obtienen como respuesta la ira y la pelea.Nuestra forma de comunicarnos es doble, con la palabra que expresa nuestros pensamientos, y la muda por gestos que expresan lo que sentimos. La palabra muchas veces es mentirosa, pero la expresión por gestos es honesta, es mayoritariamente inconsciente y automática, expresando nuestros verdaderos sentimientos.Nuestros pensamientos y sentimientos más profundos se expresan continuamente con gestos y expresiones que no mienten y son captados por los otros de alguna forma. Si son de desagrado inician un estado de insatisfacción en el otro, sin saber muchas veces la causa.Si los pensamientos de rechazo, crítica, ridiculización, desdén, quejas, pesimismo, furia y odio se vuelven continuos, aunque expresemos lo contrario con la boca, se vuelven tan poderosos que perturban y sepultan toda relación. La consecuencia de todas esas perturbadoras actitudes es una crisis constante en “crescendo”, es disparar un “asalto emocional” con furia llamado “desbordamiento”, en alguno, donde la negatividad hace hundir la pareja en sentimientos espantosos y fuera de control, los razonamientos son distorsionados, las respuestas son sin lucidez, cayendo en reacciones primitivas.Con el “desbordamiento” uno se siente abrumado por su pareja, estando siempre en guardia o extrema alerta, ante cualquier señal de ataque, insulto o queja reaccionará excesivamente y con violencia, solo queremos que se detenga todo o salir corriendo o golpear, siendo más frecuente en el hombre.El “desbordamiento” es el estado más peligroso dentro de la pareja, pues por la negatividad todo es grave y sin solución.¿Cómo podemos proteger nuestra pareja?, sin duda con amor y afecto mutuo, entendiendo y manejando las diferentes “sintonías emocionales”, donde el hombre es más “duro” para expresarse y entender, donde no todo lo que se opina y dice es un ataque personal al otro, sino una muestra de insatisfacción y deseos inconclusos.Se debe aprender a “reducir la tensión durante la disputa” para evitar la destrucción mutua, no pasar de una “pelea buena a una mala” y concentrarse en los temas específicos de desentendimiento (hijos, sexo, trabajo, dinero, tareas de la casa), para luego acentuar los mecanismos de reparación.Debemos aprender a dominar nuestra ira y serenarnos. Colaboración:Bazán J. L. – MédicoDeseo tu opinió[email protected]
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