Situada en el oeste argentino, en la falda de los Andes, Mendoza, una de las metrópolis más pobladas de Argentina, guarda una calidez y un apego a la tradición que le dan un encanto único a la ciudad, concebida como un gran oasis urbano lleno de árboles regados por acequias.La ciudad ofrece diversas experiencias de buen vivir centradas en sus reconocidos vinos, una gastronomía de excelencia, el privilegio de un paisaje definitivamente bello y servicios de una calidad destacada. Rodeada de majestuosas montañas y bodegas de fama internacional, ofrece una completa gama de atractivos turísticos que conjugan gastronomía, aventura, historia, cultura y vida nocturna. Entre ellos, sus vinos son la estrella. Mendoza es la octava capital mundial del vino y la principal ciudad vitivinícola de Argentina. Además de aprovechar la estadía en la ciudad para comprar un par de botellas del incomparable malbec mendocino, es indispensable aventurarse a los alrededores recorriendo las bodegas típicas, desde pequeños establecimientos boutique hasta los grandes viñedos. Hay excelentes tours, así como buenos centros de degustación, los circuitos vinculados al enoturismo completan la experiencia de quienes desean descubrir a fondo las bondades de los vinos nacionales, en especial del Malbec, por ser la cepa emblemática en el país. En el corazón de la ciudad, la Plaza Independencia en sus cuatro manzanas regala abundante sombra, magníficas esculturas y hermosos espacios al aire libre para descansar tras un largo paseo. Tiene una gran fuente ornamental en el centro y alberga en el subsuelo al Museo Municipal de Arte Moderno y al Teatro Julio Quintanilla. De la Plaza Independencia parte la arbolada peatonal Sarmiento, repleta de jardines, bares, restaurantes y boutiques.A 150 kilómetros de la ciudad está uno de los mayores atractivos de todo el continente: el Cerro Aconcagua, el pico más alto del mundo fuera del Himalaya, con 6.962 metros de altura. Las cabalgatas en la Cordillera de los Andes (incluso recorridos que siguen los pasos de los cruces de Los Ándes) son otras opciones imperdibles para los amantes de la naturaleza y la aventura, por eso este tipo de turismo encuentra aquí una cuna excepcional. En invierno se disfruta del esquí y el snowboard en sus dos centros invernales (Penitentes y Las Leñas); en verano se realiza todo tipo de actividades de montaña y se aprovecha al máximo el caudal de sus precipitados ríos para practicar rafting y kayak. Además, Mendoza cuenta con ocho embalses aptos para el canotaje, windsurf, esquí acuático, buceo, navegación a vela, motonáutica o pesca deportiva. Para los apasionados de la altura, el andinismo se practica en todos los niveles y en los cerros más cercanos a la ciudad se puede realizar aladeltismo y parapente. Un punto infaltable en todo recorrido turístico en la capital mendocina es sin lugar a duda el Cerro de la Gloria, donde se encuentra el famoso Monumento al Ejército de los Andes que conmemora la gesta patriótica del cruce de la cordillera, comandado por el general San Martín para liberar a Chile y Perú y asegurar la independencia de las Provincias Unidas.El monumento se encuentra en el Parque San Martín, el pulmón verde más importante de la ciudad, y fue realizado por el escultor uruguayo Juan Manuel Ferrari. Consta de 14 toneladas de bronce y una base de piedras de la alta montaña mendocina, en la zona de Uspallata, uno de los lugares por donde se realizó el cruce.Dentro del parque, gracias a las grandes extensiones que éste posee, se encuentra el Golf Club Andino. Una cancha de nueve hoyos –con décadas de brillante trayectoria- que ha sido sede de importantes torneos y es un referente de la región. Allí el golfista requiere de tiros precisos para sortear las irregularidades del terreno y los lagos de los hoyos 4, 5 y 6. Toda una aventura.Para quienes gustan de disfrutar bellos paisajes en un clima de absoluto relax, los safaris fotográficos y el avistaje de fauna silvestre serán excelentes opciones. Argentina tiene la maravillosa bendición de contar con todo tipo de paisajes y climas para admirar y disfrutar y Mendoza no es la excepción, sino una bellísima constante en la regla.
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