Los resultados de las elecciones en todo el país tienen un sentido indicativo o descriptivo, acotado a las expectativas del electorado frente a las opciones que ofrecieron las Primarias. Esto hace que el día después, las evaluaciones tengan una menor carga objetiva que en el caso de elecciones generales, ya que se mira fundamentalmente al próximo 22 de octubre, todavía de final abierto en el caso de estas elecciones legislativas. El presidente Mauricio Macri, que festejó tempranamente el triunfo sin calcular la diferencia que obtenía, en ese momento, su candidato bonaerense, donde clásicamente se juega “la madre de todas las batallas”, aparece como el principal ganador de la jornada. Así lo entendieron los mercados, que aflojaron la tensión sobre el dólar, al que tenían en la mira, presumiblemente, en caso de un triunfo apabullante de CFK. Se dice que de cada 3 votos, 2 fueron a la oposición y uno a Cambiemos. Algunos en el peronismo sacan pecho diciendo que esa fuerza política ganó en 14 provincias, incluyendo a Buenos Aires y Santa Fe, y Cambiemos en 10.Queda para el análisis, además, el escrutinio en Buenos Aires: ¿hubo impericia técnica o manipulación explícita? La pregunta, obviamente, deviene retórica ante un proceso abierto, y cada uno la contestará como pueda. El escenario así planteado, favorable en principio al Gobierno, pero muestra matices. En la economía, se debe recordar, las buenas noticias son pocas y para pocos. Una eventual cosecha récord y la suba de 93% de la venta de maquinaria agrícola, que registró el Indec, anuncian un panorama coincidente con el optimismo PRO en la Pampa Húmeda. No obstante, esta bonanza de una actividad particular de la región central, no incide en las economías regionales, en las que no hay nada que festejar. Por ejemplo, en Misiones, donde se necesitan políticas diferenciales que nunca llegan. El ajuste que se viene, y que supuestamente se aplicará con más soltura tras el respaldo electoral, presiona sobre las cuentas fiscales de las provincias, pero no alienta el desarrollo de sus economías. El debate de fondo que se debe el país, más allá de las expectativas que crean o clausuran las Paso, todavía está por darse.
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