La jornada electoral de ayer en Misiones fue tranquila, sin hechos de gravedad que la empañen. Las fuertes lluvias en la mayoría de las zonas, el mal estado de muchos caminos y hasta la falta de energía eléctrica hicieron que las mesas retrasaran su apertura y en otras el avance de la votación.Sin embargo, dejó en varios municipios un mensaje a quienes tienen la responsabilidad de llevar adelante cada elección en la tierra colorada, especialmente cuando se trata de aplicar un nuevo método de control.La implementación del control biométrico, que consistió en tomar la huella digital del empadronado para ver si coincidió con la registrada la momento de sacar el DNI, generó confusión, algo de rechazo pero más respaldo al enterarse cuál era el fin.Especialmente los integrantes de la tercera edad, que no están mayormente acostumbrados al uso de la tecnología, tal vez por su gran desconocimiento, rechazaron o miraron de reojo el aparato instalado en algunas mesas.Por el temor a que no coincidieran los datos y se vean rechazados a poder sufragar, algunos llegaron a oponerse a hacer la prueba que, contrariamente, no tenía el poder de impedir el voto a nadie.Si es la intención de la Justicia Electoral y el Gobierno nacional es hacer permanente el uso del sistema biométrico con un fin prohibitivo, deberá implementarse una fuerte campaña de difusión respecto al mismo previamente. Para ello se está a tiempo.De igual manera, con el Voto Electrónico Misionero (Vocomi) que, en determinado plazo que depende más bien de una medida política-económica; debería llegar a reemplazar a las boletas de papel por una electrónica, donde habrá que nominar candidatos frente a la actual boleta sábana. El temor y el rechazo son reacciones a lo desconocido en este caso. Y si existe más información habrá más apoyo cuando de cuidar el voto y su destino se trata.
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