Quienes pasan por la experiencia de ser padres, podrán entender mejor aún a Zulma Venialgo, madre del destacado patinador eldoradense Edgar Waterbor de 17 años, <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/253201/no-tengo-suenos-propios-mis-suenos-son-los-de-mis-hijos.html">entrevistada por PRIMERA EDICIÓN</a>, cuando afirma no tener sueños propios sino que “mis sueños son los de mi hijo”.Como en el estudio, en la búsqueda de un mejor bienestar laboral o profesional, o en el deporte como es el caso de Zulma, muchos padres que hacen honor a su relación familiar, intentan lo imposible por ver a sus hijos mejor. Sin importar el sacrificio que signifique probar y otras veces lograr, cumplirle los sueños.Zulma llegó incluso a verse algunas veces frustrada en poder conseguir esa ayuda que necesita Edgar para entrenar en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) y también competir no solo en Argentina sino en distintos países de varios continentes.La historia de los Waterbor-Venialgo puede resultar similar a la de muchas otras familias misioneras. Un padre que fallece joven, una madre que debe pensar en cómo alimentar y hacer estudiar a sus dos hijos que, a su vez, tienen firmes objetivos en este caso dentro del deporte. Una historia que sabe de privaciones, de dolor, de angustia pero también de satisfacciones como la de tener al único patinador artístico misionero en ingresar nada menos que al Cenard.Esta madre hace de todo, literalmente, para que esa carrera siga adelante sabiendo que Edgar es un apasionado del patinaje y que ha luchado en sus primeros 17 años para llegar donde esta en el mundo del deporte. Venta de pollos y otras comidas para lo cual visita a los comercios para conseguir donaciones y que el esfuerzo resulte fructífero; recorrida de despachos pidiendo ayuda, sin descuidar la familia; y las actividades cotidianas, son parte de la rutina de Zulma.Hoy, no sabe cómo va a pagar los meses que debe del Cenard para que no lo saquen a Edgar, ni cómo va a juntar fondos para que su hijo llegue al mundial en China. Sin embargo Zulma no duda en afirmar que es “feliz a través de los sentimientos y de todo lo que ellos hacen” en referencia a sus hijos. Un verdadero ejemplo de lucha por un futuro de felicidad, de logros, de soñar y de cumplir los sueños.
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