La Toscana primero es referente de cultura, arte y literatura, y después de turismo y viaje. Es una región idílica, donde los aromas de la campiña se mezclan con monumentos y restos de la historia. La Toscana posee todo lo que un viajero necesita, desde la costa, con la islas de Elba, con sus acantilados y las playas, con Livorno, hasta las montañas de los Apeninos, con mucho más relieve del que normalmente uno se imagina. Y entre medio la llanura, las colinas sobre las que se asientan las ciudades toscanas y las residencias campestres que hacen las delicias de fotógrafos y turistas.Un viaje por esta región no se trata solo de paisajes y ciudades, también se podrá degustar sus vinos más conocidos o los no tanto, sus platos típicos y sus fiestas. Frutas, verduras, mermeladas, quesos y lácteos, embutidos (mortadela, salami), jamón, carnes, pastas, aceite y los pescados en la costa, son solo algunos de los productos de una gastronomía plenamente mediterránea.La Toscana ofrece “el arte de vivir” que rivaliza con otras regiones, ya que allí el turismo no es turismo de masas, sino de disfrute y placer. Recorrer en coche o transporte público, caminando o en bici sus caminos y carreteras serpenteantes para detenerse en un recodo, conversar con alguien y beber un café o una copa de vino debería ser el objetivo principal del viaje.En las calles de Siena o Florencia, en las terrazas de los pueblecitos del Valle del Orcia o en un recodo perdido de cualquier camino el viajero habrá llegado a ese fin si sigue el consejo de Maquiavelo: “Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse”.Teatro romano Una de las estrellas de Volterra, data de 1950 y su notable estado de conservación permite distinguir elementos arquitectónicos. De época imperial durante el gobierno de Augusto (I a.C.), se pudo reconstruir con elementos originales parte del escenario, con varias columnas corintias en pie. La cavea de 19 filas de asientos aprovechaba la pendiente del terreno al estilo griego.Termas de SaturniaSe encuentran en la zona más meridional de la Maremma toscana, reciben a miles de personas que llegan a la región practicando turismo de bienestar y salud o turismo wellness. Su belleza radica en la espectacularidad, en sus piscinas naturales escalonadas con pequeñas cascadas, conocidas como Cascadas del Molino, todo ello situado en un hermoso enclave natural.VolterraRodeada de murallas medievales, es una ciudad de encanto y gran belleza. Espléndido compendio de la arquitectura y del arte de los distintos períodos etruscos, romanos, medievales y renacentistas. Domina desde su cerro, todo el valle del río Cecina y revela completamente su atmósfera medieval a través de callejones y plazas en el sugestivo casco antiguo. La Piazza dei Priori, en pleno centro histórico de Volterra, rezuma historia. Preciosos palacios medievales comparten espacio con cafeterías y bares con mesas al aire libre. Después de varias horas de caminata, no hay nada como degustar un helado en este entorno único. Entre los edificios que la rodean se destacan el Palazzo dei Priori y la catedral de Santa María Asunta (foto). La fachada del siglo XIII y el elegante interior, decorado con columnas de mármol y frescos medievales, son dignos de admiración.San GimignanoEs poco más que un pueblo, por sus dimensiones y por su población. Puntos imperdibles: la Piazza della Cisterna desde donde se ve el Palazzo Comunale, la Pinacoteca y la Torre Grossa, el museo arqueológico, la galería de arte moderno y contemporáneo, el museo ornitológico y el museo del vino.MontepulcianoEncaramada en una cima de colinas se yergue al sur, no muy lejos de Siena, como si sus palacios renacentistas buscaran ensalzar su belleza aún más. Tierra del afamado Vino Nobile, los viñedos que rodean la ciudad, nutren de uva a las bodegas que consiguen vinos de una calidad reconocida en todo el mundo.PienzaLa maravilla urbanística de esta ciudad, patrimonio de la Humanidad, es obra de la vanidad o mecenazgo, depende de por donde se mire de Eneas Silvio Piccolomini, más conocido como Pio II, quien la convirtió en un ejemplo arquitectónico, con el objetivo de crear la ciudad renacentista ideal.
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