Cada Espacio nos invita a habitarlo con sus peculiaridades. Por aquí, la oportunidad de brillar. Por allí, oscuros y silenciosos pasadizos donde esconderse. Más acá, el de la espera, casi fugaz, a veces interminable, pero siempre susurrando suspensos. Cada espacio tiene una emoción. Cada emoción un cuerpo que la encarna. Claro está que elegimos habitar aquellos que vemos. A veces los ojos miran en una sola dirección. ¿Qué emoción necesitamos para aceptar y disfrutar los desafíos del cambio?Transitar la incertidumbre es una oportunidad necesaria para atrevernos a dar el salto y explorar aquellos caminos que, por desconocidos, elegimos no conocer. A costa de quedarnos incómodamente cómodos.Resistirnos a cambiar, lleva implícito un duro precio que pagamos por permanecer estancados, reteniendo a personas que ya no quieren estar con nosotros, sosteniendo a cualquier precio relaciones que nos dañan, permaneciendo en trabajos que nos agobian… ¿Qué nos retiene? ¿Qué marca el límite entre soltar y retener? ¿Para qué lo hacemos?Esa es la pregunta que puede acercarnos a la respuesta vital: ¿Para qué? ¿Qué beneficio encontramos en perseverar en espacios o en actitudes? Respondámonos con sinceridad en el silencio de nuestro corazón y escucharemos la respuesta que nos pueda cambiar la vida. ¿Para qué hago lo que hago?, persisto en espacios nocivos, pongo el cuerpo donde ya no encuentro alegría? Desafiar los propios límites, amigarnos con los miedos, saltar por encima de nuestras certezas, puede darnos la llave para abrir la definitiva puerta de la liberación personal… Que en este día te enfoques en alguna de tus fortalezas, la que te pueda impulsar. ¡Ah! y no te olvides de amarte, allí donde te sientas más pequeño y vulnerable. Siempre el amor es más fuerte. ¡Vamos!!! ¡Es posible! ¿Qué estás esperando?ColaboraMaría Rita NahúmMaster [email protected] 154644187
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