"Disfruto por todo lo que me pasa, no me quejo por nada. Estamos acostumbrados a escuchar muchas quejas de la gente: que si llueve, que si hace calor, que si la luz, que si el gas… La vida hay que disfrutarla y yo lo hago todos los días", así se presenta con toda su energía y una sonrisa contagiosa, Daiana Carolina Cortés. Le gusta que la llamen Daia o Caro, le gusta la música, tiene a mano sus auriculares, le gusta verse bien, se arregla el pelo y hace poco se sometió a una cirugía reparadora, pues bajó muchos kilos y no se veía bien. Caro pasó mucho y muy joven, también sufrió su niña, vivieron un mundo de drogas, alcohol, golpes y abusos. Por suerte todo eso quedó atrás, hoy tiene también un varón y ambos hijos son su motor en la vida, junto con su esposo. Confesando su experiencia, Daia dice: “No me explico cómo llegué, creo que si sigo viva es porque tengo algo que hacer. Creo que dar las charlas sobre prevención de adicciones es mi camino, hay muchos jóvenes que necesitan atención y otros que pueden no caer en eso tan espantoso que son las adicciones”. Ella escribió un libro con su historia y eso la ayudó a sanar, “descargué todo, me lloré la vida, mucho tiempo y mucho llanto. Creo que eso me limpió”. Ahora, hasta la reconocen en la calle por su labor de concienciación. Está tan bien que mucha gente no le cree que haya pasado por tantos momentos difíciles. Quizás sea porque “la gente cree que los drogadictos son muertos vivos, pero acá estoy. Me gusta arreglarme, estar bien, poder mirarme al espejo, algo que antes no hacía. En 2006 dije basta, hasta acá llegué, me quedé embarazada nuevamente, mi hija que había sufrido conmigo se curó y es la que me siguió curando con sus mimos, sus abrazos, su forma de ser”. Caro reconoce el incondicional apoyo de su esposo, quien “me acompaña y me acompañó a todos lados. Me bancó todo y decidió ayudarme a salir”. Un día decidió comenzar a trabajar contra las drogas y su esposo le dijo dale, “lo hacemos a través de la Fundación Ideas en Movimiento. Empezamos un trabajo difícil porque no se hablaba de drogas, era un tabú en 2008 y así vi cómo los chicos caen principalmente en el alcohol, y luego las drogas prohibidas”. Siempre con pilas Daiana da charlas en las escuelas. Es devota de San Expedito a quien le enciende una vela cada mañana y le pide protección; así sale a vivir la vida, con alegría, amor y agradecimiento.Por Rosanna [email protected]
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